El pico más alto de la gripe se hace esperar. Y eso que estaba previsto para estos días --Sanidad emplazó la parte más agresiva de la epidemia para la última semana de enero o la primera de febrero--. Pero, lejos de crecer, la incidencia se ha reducido. Así lo confirman los datos de Salud Pública, que advierten de una "estabilización" durante la semana del 18 al 24 de enero --última a la que se refiere el boletín epidemiológico--.

A pesar de que la semana anterior se había superado el umbral epidémico, la incidencia no creció desde entonces, pasando a 55,80 casos por cada 100.000 habitantes, lo que suponía regresar a una tasa por debajo del umbral basal, calculado en 60,55 casos.

Respecto a la semana anterior, los casos aumentaron en la provincia de Huesca y se redujeron en Zaragoza y Teruel, afectando, principalmente, a menores de 15 años.

La demora sorprende incluso a los médicos, que admiten que, a pesar de lo que se preveía, la afluencia a sus consultas se ha reducido. "Apenas estamos viendo dos o tres cuadros importantes de gripe, cuando lo normal a estas alturas es el doble o incluso el triple", indicaba un profesional de Atención Primaria de un centro de salud zaragozano.

En este sentido, los profesionales reconocen que "no es normal" el comportamiento que está teniendo el virus, pero no solo este año. "Ya el año pasado tardó en llegar el pico más alto, que se hizo esperar hasta prácticamente febrero cuando lo habitual es que la incidencia sea considerable bastante antes", corroboraron desde otro centro.

La mejoría en el tiempo podría figurar entre las causas de la demora, aunque los médicos matizan que "está habiendo nieblas y eso suele favorecer los contagios".

También las Urgencias hospitalarias parecen haber notado la menor presencia de la gripe, ya que los problemas de saturación acaecidos durante varias semanas en el Miguel Servet o el Royo Villanova han remitido.