Varios municipios de la provincia de Teruel están ultimando los preparativos para recuperar la recolección de la resina del pino negro, que ven como una oportunidad para generar actividad y empleo en comarcas donde nunca ha habido implantación industrial.

Un puñado de ayuntamientos de la comarca de Albarracín pidieron, a finales de 2012, sondear una posible fuente de recursos basada en la propia riqueza del territorio: la obtención de resinas del pino negro, el pino resinero por excelencia que en la provincia de Teruel ocupa unas 40.000 hectáreas, de las cuales la mitad serían aprovechables.

Según informó el Gobierno de Aragón, tras un estudio y el ofrecimiento de información por parte del Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Teruel, se creó un grupo de trabajo con técnicos provinciales, personal de los consistorios de Albarracín, Bezas, Tormón y Rubiales y miembros de la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Sierra de Albarracín (Asiader). El paso siguiente, ya más práctico, fue la realización de un ensayo de técnicas de resinación, en colaboración con una empresa privada, para anticipar la rentabilidad.

El ensayo que en estos momentos se practica en los montes públicos de estos términos de la comarca de Albarracín se centra en 2.000 pinos, distribuidos en cuatro lotes de 500 cada uno repartidos entre Albarracín, Bezas, Tormón y Rubiales, cercanos a vías de comunicación o caminos forestales.

De forma paralela, unas 15 personas asistieron a un curso sobre resinación en la Casa Forestal de Donarque, entre cuyos profesores había resineros de la provincia de Cuenca que contaron su experiencia.

El precio de la resina está en el entorno de un euro el kilo, y cada pino da dos con las técnicas actuales. Un buen resinero puede manejar hasta 6.000 árboles.