Una larga investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Alcañiz, y que concluyó con la detención de dos personas el lunes y el martes, ha atajado una oleada de robos iniciada dos meses atrás y que había generado una notable sensación de alarma social en la localidad.

Las pesquisas comenzaron a mediados de octubre, cuando se conocieron una serie de robos en establecimientos comerciales y de ocio que pronto se extendieron a torres (masos, en el habla local) del término municipal. Los golpes, que llegaron a repetirse con una alarmante frecuencia de más de dos por semana --18 en dos meses--, guardaban similitudes como la forma en la que los autores reventaban las puertas y ventanas y el tipo de botín: dinero en efectivo y aparatos informáticos y audiovisuales.

Unas semanas después de los primeros asaltos, los autores comenzaron a usar butrones. Es frecuente que este tipo de asaltos sea cometido por grupos que se distribuyen el trabajo de maza, vigilancia y el robo en sí. Sin embargo, los investigadores llegaron a la conclusión de que en este caso todos eran obra de R. Z. G., un alcañizano de 22 años sin ocupación conocida, en solitario.

Las pruebas que fueron reuniendo ratificaron esa tesis --de manera concluyente en ocho de los 18 robos y con pruebas indiciarias en los otros 10--. Y el sospechoso, que ayer ingresó en la cárcel de Teruel por orden de la magistrada del Juzgado número 2 de la ciudad bajoaragonesa, terminó confirmándolo al confesar tras ser detenido el pasado lunes. Llegó a acompañar a los agentes y el personal del juzgado a algunos de los escondrijos del botín.

El detenido, que utilizaba mazas de grandes dimensiones --la Guardia Civil le intervino dos mallos-- para agujerear las paredes, actuaba siempre de noche. La presión policial le obligó a circunscribir sus operaciones al término municipal alcañizano.

Por otro lado, la Guardia Civil de Alcañiz resolvió, menos de un día después, el robo de gran cantidad de material informático perpetrado el pasado fin de semana en el Instituto de Educación Secundaria de Alcañiz. Detuvieron a A. B., un ciudadano de origen marroquí de 21 años que, como R. Z. G., cuenta con antecedentes policiales.

Se negó a declarar, pero los investigadores localizaron en la vivienda del Casco Viejo alcañizano en la que reside --tras autorizar la jueza de guardia el registro-- el botín del asalto al instituto, que no había tenido tiempo de colocar. La magistrada decidirá hoy, tras tomarle declaración, si lo deja en libertad o lo envía a la cárcel de Teruel.