Los dos guardias civiles asesinados por Norbert Feher, Igor el Ruso, junto a un masico (caseta rural) en Andorra (Teruel) fueron tiroteados nada más bajar de su vehículo oficial por el criminal serbio, que se amparó en la oscuridad de la noche para emboscar a sus víctimas.

Así se desprende del testimonio de un agente civil del puesto de Andorra que participó el día de los hechos, el 14 de diciembre del año pasado, en la búsqueda del autor de unos robos en masicos de la zona que habían suscitado la alarma entre los vecinos del municipio.

En declaraciones hechas ante la titular del Juzgado de Instrucción nº 2 de Alcañiz, a las que ha tenido acceso Efe, este agente asegura que al recibir el aviso de unos disparos en el masico al que se había dirigido el agricultor José Luis Iranzo, también asesinado por Feher, se desplazó al lugar con unos compañeros para verificar lo ocurrido.

Relata que al llegar a lugar de los hechos, sólo se podía ver la zona delimitada por el haz de luz de los faros del vehículo de los agentes asesinados sobre el masico.

En un primer momento, vieron al agente Víctor Romero caído a poco más de un metro de la puerta del coche oficial, y posteriormente, al rodearlo, vieron el cuerpo de su compañero, Víctor Jesús Caballero, caído contra la puerta del copiloto.

En su declaración, este agente se muestra convencido de que los asesinados fueron víctimas de una emboscada por parte del sospechoso, que, subraya, "les vio venir y se escondió".

Admite que subieron al vehículo a sus dos compañeros abatidos y abandonaron rápidamente el lugar porque, argumenta, pensaban que el autor de los disparos "podría estar ahí y estaban en situación de desventaja", y se muestra convencido de que inicialmente hubieran ido más agentes junto a los fallecidos "también habrían podido ser alcanzados".

Posteriormente, al conocer que Iranzo no había regresado, volvieron a la zona y encontraron su cadáver pero no su vehículo, utilizado por Feher para huir tras los crímenes.

Este agente señala que desconocía si el autor de estos hechos era el mismo que había disparado a dos personas en el municipio vecino de Albalate del Arzobispo y que, "oficialmente, nadie les había dicho nada, independientemente de las hipótesis de cada uno".

La declaración recoge la protesta de uno de los letrados al ver rechazada por la magistrada una pregunta en torno a la opinión del agente sobre si disponían de medios suficientes para hacer frente al autor de los hechos de Albalate y si fueron advertidos de ello por sus superiores.

La instructora, como en declaraciones anteriores, considera "no relevante ni necesaria" la pregunta para el esclarecimiento de los hechos y le pide al agente que no conteste al letrado.

El testimonio de este y de otros agentes viene a corroborar las conclusiones de las autopsias y de los informes periciales en torno al triple crimen, en el sentido de que Igor el Ruso actuó de forma rápida, sorpresiva y sin dar oportunidad alguna a sus víctimas.