Puede que alguien piense que entre 999 y 1.000 solo se incorpora una cifra. Sin embargo, para el municipio oscense de Boltaña este número significa más medios para llevar a cabo iniciativas que mejoren la localidad y más personas, con cargos institucionales, que ayuden a ejecutar ese progreso. Un dato que no sabía Mauricio Robledo al convertirse en su habitante número 1.000.

Este ciudadano, natural de Colombia y gracias a la campaña que el consistorio puso en marcha en las redes sociales y a la «labor del alcalde», decidió inscribirse en el censo tras residir en ella desde hace tres años. «Me enteré de los beneficios que podría adquirir el pueblo una vez me había convertido en boltañés», afirma, «muy orgulloso» de haber contribuido a la causa.

Este fue el pistoletazo de salida, un Miércoles Santo, para que, el lunes siguiente, otras doce personas se empadronaran en Boltaña. Esta vez se trataba de dos familias de cuatro y cinco miembros, respectivamente, así como un guardia civil del GREIM o un joven que ya vivía en la comarca.

El alcalde, José María Giménez, confirmó a los «1.007 ciudadanos inscritos en total, una vez actualizadas la lista de altas y bajas». Y es que esto supone «una revalorización del mundo rural frente a la ciudad», según remarca el primer edil.

Gracias a estos trece ciudadanos, en el ámbito económico, Boltaña contará con un aumento en las subvenciones que les concedan. En concreto, las de la diputación provincial (DPH) «pueden aumentar hasta 12.000 euros en casos de obras», ratifica Giménez, además de las que les puedan llegar del Ministerio de Hacienda.

Los beneficios no solo son económicos. En el ayuntamiento, «el número de concejales asciende de siete a nueve, dos nuevos cargos institucionales que se notan, y mucho, en el trabajo diario», confirma el alcalde.

Boltaña aspira, según Giménez, a «dotar de medios» para proporcionar más servicios «sobre todo culturales», ya que, a pesar de ser un municipio «pequeño» cuenta con numerosos servicios para los ciudadanos: desde biblioteca municipal, colegio y guardería públicos, hasta «unas buenas instalaciones deportivas» o servicio de cine cada semana. «Queremos que estas prestaciones se adapten a los tiempos y a las circunstancias de nuestro pueblo», ratificó el alcalde de la localidad.