A las 16.45 horas de ayer culminó la búsqueda del joven montañero vasco, de 20 años, que había desaparecido el pasado viernes en el ascenso al pico Balaitus, en el valle de Tena del Pirineo oscense (pertenece al término municipal de Sallent de Gállego). Después de cuatro días de intenso rastreo por parte de los equipos de rescate de la Guardia Civil, estos hallaron el cuerpo sin vida de Mikel Crespo muy cerca de la cima, situada a 3.144 metros de altitud, en uno de los peligrosos canales que la rodean, en la cara sur del pico. Se desconocen las causas que provocaron este fatal desenlace, el peor que se podía esperar tras la alerta dada por sus familiares, pero sí las circunstancias en las que se produjo, ya que las primeras investigaciones apuntaron a que sufrió una caída de unos 150 metros.

La complejidad de la orografía, muy abrupta, había obligado incluso a desaconsejar que ellos se sumaran a las labores de rastreo, aunque nadie perdía la esperanza porque, pese a su juventud, sus allegados aseguraban que era un experimentado escalador. Consiguió coronar el Balaitus el joven de 20 años, que falleció mientras realizaba el descenso, según aseguraron fuentes oficiales del instituto armado.

DIFÍCIL VISIBILIDAD

Se encontraba en una canal de la cara sur del pico. Dos agentes descendieron por ella y hasta que no llegaron abajo no vieron el cuerpo sin vida del montañero vasco. Un lugar de difícil acceso, peligroso y de complicada visibilidad desde el aire, en un terreno muy escarpado y con frecuentes desprendimientos. Así era el lugar donde se halló el cadáver de este escalador que era natural del municipio guipuzcoano de Aretxabaleta.

Tras comunicar su localización a la autoridad judicial, esta delegó el levantamiento del cadáver en los especialistas de montaña que, una vez recuperaron el cuerpo, lo trasladaron en helicóptero a la morgue del hospital de Jaca, municipio donde estaba veraneando con familiares y amigos.

Así concluía la cuarta jornada consecutiva de búsqueda, que se había iniciado sobre las 8.00 horas, con un operativo que contaba con componentes de los distintos equipos de rescate de la Guardia Civil de montaña (Sereim de Jaca, Ereim Panticosa, Greim Benasque y Greim Boltaña) junto con la unidad aérea de la Guardia Civil y médico del 061. La amplia extensión del terreno a inspeccionar por el operativo de búsqueda complicaba la misión de dar con Mikel Crespo, al tratarse de una zona muy técnica de ascenso al pico.

Mientras, sus alegados habían editado carteles alertando de su desaparición y tuvieron que esperar noticias de los agentes. Sobre Mikel tan solo se conocía que había emprendido la subida desde el aparcamiento del refugio de Respumoso, donde se encontró su coche nada más emprender el rastreo, así como que portaba un cortavientos de color verde fosforito, un casco de color blanco y una pequeña mochila negra.

Con provisiones para hacer la escalada y regresar a casa en el mismo día, las alarmas se dispararon cuando el pasado viernes no volvía. De su ruta, tal y como había informado a sus allegados, se sabía que iba a hacerla en solitario e iba a seguir el ascenso por la llamada brecha Latour para llegar al Balaitus y después descender por la gran diagonal de vuelta al párking de La Sarra.

El fallecimiento del guipuzcoano tiñó de luto su Aretxabaleta natal, que ayer inició sus fiestas patronales. Su alcalde, Unai Elkoro, comunicó a los vecinos de la localidad, antes del chupinazo, el fatal desenlace. En un Pirineo oscense que conocía bien, por sus veranos en Jaca y por los campamentos estivales en el valle de Zuriza, en los que participaba de monitor con alumnos del colegio Arizmendi, de Eskoriatza.