Al mensajero acusado de violar a una zaragozana a la que le iba a entregar un envío se le complica su defensa, después de que la Policía Científica haya comprobado que hay restos de su ADN en el glúteo de la víctima. La mujer tiene diagnosticada una discapacidad del 34%.

En el informe remitido al Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, los investigadores señalan que no es semen lo encontrado en esa zona corporal, sino que podría corresponder a saliva. Es el único hallazgo de estas características, si bien apuntan a que no hay dudas de que pertenece al sospechoso, Óscar Eduardo H. C, de 21 años.

Aseveran que "hay una probabilidad de algo más de 33 quintillones de que el perfil genético obtenido de la muestra presente el genotipo del procesado a que si procediera de cualquier otra persona escogida al azar de la población española y no relacionada genéticamente". También comprobaron que no ha estado implicado en ningún otro caso de agresión sexual, tras consultarlo en la base de datos policial.

La Unidad Central de Análisis Científicos también analizó una toalla, debido a la que la mujer se duchó tras sufrir el abuso. Sorprendentemente, en la exploración de la misma, los agentes tampoco hallaron restos celulares procedentes de Óscar Eduardo H. C.

Este joven, defendido por el penalista José Cabrejas, aseveró durante su arresto que ella fue la que se interesó por él hasta que le cogió la mano y se la acercó a los muslos. En ese momento, según su versión, ella empezó a masturbarse y a decirle que "no se emocionara".

Tras ello, presuntamente, se agachó y le intentó desabrochar los botones del pantalón, por lo que salió huyendo. "No supe reaccionar", declaró ante la jueza.

ENTREGA

Los hechos en cuestión ocurrieron en noviembre del 2014 cuando la víctima abrió la puerta de su domicilio en la capital aragonesa porque iba a recibir un pedido.

Según el atestado policial, tras efectuar la entrega, el repartidor comenzó a preguntarle "si estaba sola en casa, si era menor de edad o si tenía novio". Mientras, él fue aprovechando para entrar en casa hasta que consiguió cerrar la puerta y, supuestamente, la agarró del cuello y la tumbó boca abajo en el sofá. Empezó a besarla hasta que le bajó los pantalones y luego las bragas.

Al parecer, ella intentó escapar de su agresor, pero no podía porque lo tenía encima. El joven se quitó su uniforme de trabajo, la ropa interior y empezó a rozarla. Fue un momento de gran nerviosismo para la víctima, tal y como explicó, puesto que reconoció que no se dio cuenta si era penetrada o no. Cree que sí, pero no lo pudo confirmar ante la Policía.

Hubo un momento en el que Óscar Eduardo. C. H. se levantó y le dijo a la mujer que le "besara el pene y la dejaba en paz". Al parecer, ella accedió y él le pidió que fuera al baño y le trajera papel. Ella abandonó el salón, dejando al chico masturbándose.

Cuando acabó le dijo a ella que no dijera nada, que iba a ser un secreto. Tras sufrir la agresión, la chica de 29 años se duchó y fue al hospital antes de ir a la comisaría para interponer una denuncia. Aportó un informe sanitario en el que se resaltan lesiones leves en el ano. Óscar Eduardo C. H. se encuentra en libertad, aunque imputado por agresión sexual. Esta nueva prueba confirmaría que hubo cierta intimidad, si bien la víctima entiende que fue forzada.