Un vecino de Zaragoza hizo ayer un curioso hallazgo en el río Huerva, cerca del colegio La Salle. Al pasear con su perro, el animal volvió del río con un pez moribundo en la boca, y al ir a devolverlo al agua encontró varias decenas de animales muertos flotando en el cauce.

La Unidad Verde del ayuntamiento analizó el episodio por la tarde. Según explicaron, los peces probablemente se colaron en el río en una apertura de esclusas del Canal Imperial de Aragón, que contribuye a diluir algo la contaminación habitual del Huerva. Aunque el cauce está mucho más saneado que hace pocos años, al parecer todavía no lo está lo suficiente para que sobrevivan los barbos, y estos acabaron por morir.

Fuentes del organismo de control ambiental de Zaragoza quitaron importancia al episodio, que además sirvió para que los patos del río, y quizá algún otro animal, variasen su dieta habitual.