Tras más de 20 horas de intensa búsqueda y casi dos días de incertidumbre, los buceadores del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza encontraron ayer el cuerpo sin vida de Luis Iván G. D., el menor de 15 años que desapareció el pasado jueves mientras se bañaba en el Ebro. El hallazgo se produjo a escasos metros del lugar donde se le vio por última vez, en el meandro de Ranillas, frente al Parque Deportivo Ebro y ante la mirada de la familia del joven.

El desfile de amigos y allegados fue constante. Como en los dos días anteriores, los servicios de rescate comenzaron el rastreo en la zona en la que el menor había sido visto por última vez, cuando se bañaba con unos amigos. A las 12.43 horas se localizaba el cadáver del chico enganchado a unas boyas, según informaron fuentes policiales.

Unas 50 personas que acompañaban a los familiares asistieron desconsolados a la escena de la recuperación del cadáver y esperaron en la orilla a la llegada del cuerpo de Luis Iván. Las escenas de rabia contenida se multiplicaron, especialmente en torno a una madre que casi desfallecida veía cómo un furgón de la Sangre de Cristo se llevaba el cuerpo de su hijo, una vez que se levantó el cadáver.

EXTRAÑO HALLAZGO Los bomberos mostraron su extrañeza por el sitio en el que apareció Luis Iván. "Es algo raro. El jueves comenzamos a trabajar unos 30 metros más arriba del lugar y hemos rastreado en total unos 14.000 metros cuadrados del río. Lo normal habría sido que se hubiera desplazado varios cientos de metros", indicaron a este periódico fuentes del cuerpo, que ha destinado 16 agentes a la búsqueda en inmersiones de más de 80 minutos.

Los expertos creen que el niño se quedó atrapado entre dos aguas, en una zona que tiene unos cuatro metros de profundidad. La escasa visibilidad que ofrece el Ebro impidió encontrarlo antes, ya que los efectivos se veían obligados a bucear siempre por el fondo, casi a tientas y a la espera de topar con el cuerpo.

"Debió de sufrir una hiperventilación muy rápida y apenas tragó agua, de ahí que permaneciera en una zona intermedia, donde es casi imposible hallarlo porque en el Ebro no se ve nada y hay que moverse a ciegas. Además, el cauce es muy irregular y cambia constantemente. El chico ha debido estar girando como si se encontrara en medio de un tifón. Tras el paso de las horas, el río lo ha devuelto a la superficie", señalaron.

Posteriormente, el cuerpo del fallecido fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de la capital aragonesa por miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo, después de que el juez ordenara el levantamiento del cadáver.

CAUSA DE LA MUERTE La causa del fallecimiento no se ha podido precisar por el momento. Según apuntaron fuentes del Cuerpo de Bomberos, la diferencia de temperatura entre el cuerpo y el agua pudo influir en el fallecimiento.

"La autopsia deberá ser la que determine el motivo con exactitud, aunque es probable que sufriera un síncope por el contacto con corrientes de agua excesivamente frías. Y aunque en condiciones normales no debería haberle afectado, el hecho de que llevara pantalones vaqueros dentro del agua pudo complicar más aún su situación".