Si uno pasea por los barrios de Zaragoza se dará cuenta que comparten el mismo problema: están abandonados y ejemplo de ello son la cantidad de baldosas sueltas que hay por las aceras y los agujeros y baches que comparten las calzadas.

Pese a ello, el Gobierno de Pedro Santisteve no va a realizar la tradicional operación asfalto y aceras del verano. «Por las zonas donde pasan muchos coches, está muy mal, y por donde pasan menos, solo mal», reflexiona Miguel Ángel Ezquerra, de la Asociación de Vecinos de San José. Esta afirmación podría servir de base para el resto de distritos. Todos denuncian el mal estado de sus calzada y aceras, con bordillos sin rebajar o baldosas sueltas que provocan caídas. Desde las entidades vecinales animan a que se denuncien aquellos incidentes que se producen como consecuencia del mal estado del viario de la ciudad y exigen al Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) que invierta en la ciudad, «muy degradada».

El tráfico que soportan algunas avenidas es el motivo principal de su desgaste. Esto no solo afecta a la circulación, sino que también puede provocar daños a los viandantes.

Es el caso de Daniel Portero, presidente de la Asociación de Vecinos de San Miguel, que tuvo que ser operado después de una mala caída. «En un caso así hay que presentar una denuncia para que quede constancia del mal estado y que el ayuntameinto actúe», afirma Raúl Gascón, de la Asociación de Vecinos del Barrio Jesús. A veces, pocas, las denuncias prosperan y se adoptan medidas, pero otras la esperan desde hace tiempo, como es el caso de la calle Camino del Vado.

«Llevamos pidiendo un asfaltado desde hace años. Hay muchos agujeros, grietas y alcantarillas que van cediendo poco a poco», exclama Gascón. Un problema casi tan extendido como las quejas generalizadas que existen acerca de que las calles no se someten a una renovación integral, sino que sólo reciben pequeños parches que normalmente son insuficientes.

El estado de las aceras no es mucho mejor que el de la calzada, con grietas y baches, denominador común en la ciudad. Los bordillos son también un punto conflictivo, ya que suponen una barrera arquitectónica.

Según Diego Luque, de la Asociación de Vecinos de Las Fuentes, supone una «queja generalizada» porque afecta directamente a personas con movilidad reducida.

Por ello, en distintas zonas se ha solicitado el rebaje de algunos bordillos para que los ciudadanos en silla de ruedas o que hacen uso de un andador no encuentren impedimentos. En definitiva, se trata de un problema que afecta a toda la ciudad que pide a gritos una operación aceras y asfalto.