Las Unidades de Montaña de la Guardia Civil oscense siguen manteniendo este verano un alto ritmo de rescates diarios. Aún no está claro si superior a otros años -en algunas zonas, parece que sí- pero en cualquier caso no va a la baja. Para el oscense Santiago Gómez, el jefe de estas unidades, los problemas principales que motivan sus intervenciones siguen estando vigentes. «La gente sobreestima sus posibilidades», dice.

Según explica, «la mayor causa» de rescates es que los que acuden a la montaña tienen un concepto demasiado alto «de su nivel físico y técnico», y afrontan rutas y ascensos que no están preparados para completar.

A ello se une que, una vez que comienzan a darse cuenta de esto, o ante cualquier otra circunstancia, «no saben renunciar. Si por ejemplo llega el mal tiempo, o salen tarde y ven que no van a llegar, no se dan la vuelta. Es comprensible que sea el único fin de semana que tenían planificado para la actividad, pero es peligroso. La montaña va a estar ahí esperándonos el año que viene, hay que ser humilde», explica.

Esto se relaciona con otros factores habituales en los accidentes, como la falta de planificación de la actividad (consultar la ruta y su dificultad, la meteorología prevista...) y el salir a una hora temprana. También es muy frecuente que no se lleve material adecuado, y «en la montaña, el piolet y los crampones son imprescindibles», recuerda el teniente.

En cuanto a consejos, igualmente hay uno básico que se incumple con llamativa frecuencia, y es realizar la actividad con un mínimo de tres personas en el grupo. Esto permite que «uno se quede con el accidentado y el otro vaya a buscar ayuda, porque a menudo ocurren en zonas sin cobertura de teléfono móvil y hay que andar un buen rato para encontrarla», explica. Por tanto, también conviene llevar el teléfono cargado al máximo.