En la corta historia del Servicio Aéreo Policial en Aragón --en esta segunda etapa, ya lo hubo pero se eliminó--, el helicóptero ya ha participado en operativos de control de orden público fuera de las fronteras de la comunidad. Así, ha estado presente en las fiestas de San Fermín de Pamplona, y en la celebración de la Diada catalana, ambas sin incidentes de consideración durante las intervenciones.

Más atareados han estado en Aragón, quizá por jugar en casa y quedar muy a mano de la Policía Judicial. Recientemente acudieron al Pirineo, a colaborar con las unidades de Jaca y Canfrac en el control fronterizo.

DISUASIÓN El papel de la unidad aérea sería importante aún cuando no contase con la cámara, dado el componente disuasorio e intimidatorio que tiene para la delincuencia, con la sensación de vigilancia. "Si nos colocamos en estático (parados)", explicaban los pilotos, "tenemos una visión perfecta de la zona a 360 grados", lo que complica mucho una fuga.

Sus capacidades han sido ya demostradas en estos meses en multitud de operativos de todo tipo. Reforzaron la seguridad en las elecciones autonómicas y municipales, y con la visita del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en las recientes maniobras Trident Juncture de la Alianza. Una fecha que se esperaba complicada por la contestación popular, pero que finalmente fue bastante tranquila.

También colaboraron en la faceta de orden público en la vigilancia de las multitudes en las pasadas fiestas del Pilar. "Es increíble la gente que había vista desde aquí", recordaba Guillermo, mientras sobrevolaba el Ebro a su paso por la basílica. Afortunadamente, tampoco en este caso hubo incidentes graves.

Su trabajo sirve para reforzar a todos los grupos de la Policía Judicial, y así lo han hecho en dos de las operaciones más vistosas de los últimos meses. La primera, la bautizada como operación Mercurio, en la que siguieron a un coche fugado de un control hasta que sus ocupantes lo abandonaron a las puertas del centro comercial Plaza Imperial. También los siguieron a la salida, después de que hubiesen abandonado en el comercio una bolsa con dos kilos de droga. Ambos pudieron ser detenidos.

Su trabajo también fue útil en el desmantelamiento de un pequeño fortín de narcotraficantes en el barrio de Juslibol. En esta ocasión no tuvieron que seguir a nadie, pero sus vuelos fueron útiles para "establecer la estructura interna del edificio", y facilitar el planeamiento de la operación, explicaban los pilotos.

Su papel como policías podría llegar hasta el aterrizaje en prácticamente cualquier punto, "con la única limitación del desnivel del terreno", para evitar daños en el rotor de cola, explicaron. Pero por el momento no ha habido ninguna "intervención conflictiva", como un atraco.

Una de sus miras está puesta en el Real Zaragoza. No solo como aficionados, sino por trabajo. "Estuvimos vigilando La Romareda en el partido por el ascenso contra Las Palmas. Si suben, vendrá más gente de algunos equipos y habrá operaciones más complejas", explicaban. Así que si la Policía sobrevuela La Romareda... buena señal.