La siniestralidad en las carreteras aragonesas está empeorando este año en cuanto a mortalidad, con siete fallecidos más que el año pasado, 52 hasta hoy, según las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT) computadas durante las primeras 24 horas desde el siniestro. Pese a puntuales subidas o bajadas, los registros de víctimas se mantienen estables desde hace unos cinco años, lo que parece indicar que, salvo que medie la conducción autónoma de los coches o una revolución en las campañas de concienciación, poco se va a poder hacer por reducir las estadísticas.

Contempladas a largo plazo, sin embargo, en Aragón se constata, como en toda España, el espectacular descenso de la siniestralidad y sus consecuencias. Desde 1993 hasta el 2015, último año en que la DGT dispone de estadísticas completas, se produjeron en la comunidad 3.506 víctimas mortales y 14.293 heridos graves, pero ambas magnitudes han descendido espectacularmente, con perspectiva, en torno a un 70%. Concretamente un 72% los lesionados -de 779 a 217, tomando el primer y último dato- y un 71% los fallecidos, de 207 a 61. De hecho, los registros de lesionados graves actuales corresponden prácticamente a los de víctimas mortales de hace 30 años.

La explicación de esta reducción tiene muchísimos factores, pero fuentes de Tráfico de la Guardia Civil apuntan principalmente a la mejora de la seguridad de los vehículos, con sistemas de protección cada vez más sofisticados (desde carrocerías deformables hasta airbags, pasando por sistemas de ayuda a la conducción) y a las campañas de concienciación que han hecho, por ejemplo, que el cinturón de seguridad o los sistemas de retención infantil sean hoy usados por casi todos los conductores.

El alcohol, las drogas, o últimamente el teléfono móvil siguen estando detrás de muchos de los siniestros, pero por la experiencia de estas fuentes, el factor humano en forma de desatención, en mucha mayor medida que otras circunstancias como el estado de la vía o la climatología, sigue estando presente en la mayoría de los siniestros.

Estos, por las estadísticas que ellos mismos elaboran, suelen suceder a primeras horas de la mañana o a últimas de la tarde, coincidiendo con desplazamientos de ida o vuelta del trabajo y con condiciones de somnolencia o cansancio. Las distracciones provocan fundamentalmente salidas de vía, el tipo fundamental de siniestro; de hecho muchos choques frontales son en realidad salidas de vía, que se convierten en colisiones cuando el turismo rebota en el quitamiedos.

Los picos de los últimos años corresponderían según estas fuentes a la recuperación de tráfico de vehículos que no se veía desde el 2006, a medida que pasa la crisis. Esto causa más siniestros, pero paralelamente se está renovando el parque móvil, y con él la seguridad.