El responsable de Vivienda del Ayuntamiento de Zaragoza y presidente del distrito del Actur, Pablo Híjar, protagonizó ayer una bronca en las redes sociales al arremeter contra la asociación Legado Expo en un comentario publicado en su perfil de Facebook. En él denunciaba que la placa conmemorativa de la activista Berta Cáceres, en el andador del barrio que preside (junto al pabellón de Aragón, en el recinto Expo), había sido vandalizada al aparecer tapada con un cartel que reivindicaba el nombre de la avenida Expo Zaragoza 2008. La polémica llegó con el añadido, cuando a la vez que pide la restitución denuncia que ha sido «boicoteada por un comando de borjamaris defensores del llamado legado Expo».

«Yo como castigo les impondría confinamiento en la Torre del Agua y el pago del mantenimiento de tan ilustre -como inútil- infraestructura», indica el concejal de Zaragoza en Común (ZeC), que añade en su comentario que el acto «dice poco de su intelecto y mucho de sus endebles principios».

Sus afirmaciones provocaron un importante número de reacciones, aunque, como era de esperar, la asociación Legado Expo, que suma más de 600 socios en Zaragoza, fue la que se dio por aludida directamente. Aunque es cierto que no la cita expresamente en su comentario. Su portavoz, Juan Ibáñez, emitió un comunicado en el que denunciaba que se les «insulta y amenaza con actos de castigo» al acusarles, dicen, de haber vandalizado ellos la placa.

Así, mostraron su «profundo malestar» por la ofensa a su trabajo «gratuito, desinteresado y en pro del bien común», desmintieron cualquier implicación «directa o indirecta» en el daño a la placa, y exigieron «una rectificación pública» y que pida «disculpas» a sus 600 socios por esta «intolerable» acusación del edil. «La asociación se reserva el uso de cuantas actuaciones o medidas sean necesarias para salvaguardar el honor de la misma», apostilló.

Entre las reacciones, apoyos a su denuncia y detractores que le recordaban que es un cargo público, que preside el distrito y que la Torre del Agua es un icono de Zaragoza.