El árbol genealógico de Diego, el amante, se remonta a Don García I rey de Pamplona y Sobrarbe o Aragón, hijo de Sancho Abarca. De este modo comenzaba la genealogía de una familia que participó en la fundación de la ciudad de Teruel y años más tarde en la conquista de Valencia.

Estos datos fueron recopilados de diversas fuentes, el Vidal Mayor o las crónicas de Zurita, por el capitán José Tomás Garcés de Marcilla y dadas a la imprenta en Madrid en 1780. Una historia de la familia para la que primero pidió permiso para su elaboración al Consejo de Castilla y con cuyos frutos aspiraba a elevarse en su carrera.

Saga familiar

Una saga familiar que incorpora a Diego Juan Garcés de Marcilla como hijo de Don Martín Garcés de Marcilla que se casó en Teruel con Doña Constanza Pérez Tizón que a su vez fueron padres de tres hijos: don Sancho Garcés de Marcilla, don Diego y don Pedro. El hermano mediano, don Diego Garcés de Marcilla "por lo singular, y estraño de su aventura mereció que los venideros le dieran el renombre del Amante". Así cuenta que desde su infancia se había enamorado de "doña Isabel Segura" pero que el padre de ella prefería colocarla con un Azagra ante el que "no podía competir Diego, por ser pobre y segundo de su casa".

Diego consiguió del padre de Isabel un plazo para hacer fortuna con las armas. Volvió Diego rico pero el mismo día de los desposorios de Isabel con Azagra en la parroquia de San Pedro. Entra Diego en la iglesia y "la inopinada vista de los dos Amantes les hirió con tan vivo sentimiento, que a un mismo tiempo cayeron desmayados, el uno en el Presbyterio, y el otro en la parte inferior de la Iglesia en que estaba; y aunque acudieron los circunstantes á darles socorro, dentro de breve rato se les encontró sin vida".

El argumento literario de la leyenda cobró nuevo auge en el siglo XVIII al colocarse unos cuerpos momificados en un cajón en el claustro de San Pedro en 1708. Objeto de la curiosidad de los visitantes un cura compuso un breve relato de la historia de los Amantes, hoy perdido, pero que en 1788 copió el Padre Traggia.

Un escrito que resume el protocolo del secretario del Ayuntamiento de Teruel, Yague de Salas, y lo mezcla con otras fantasías de un poema de este mismo autor. Ya el padre Traggia advirtió con anotaciones al margen dudas sobre fechas. Y Ponz en su Viaje por España relata como breve anécdota la leyenda de los Amantes de la que en la ciudad le cuentan diferentes versiones. En esa época no dejaba de ser una mera curiosidad para los viajeros que pasaban por Teruel aunque sin darle credibilidad. Mucho ha llovido desde entonces, y ahora la historia atrae a miles de personas.