Cuando Juan Sabater se jubiló, a los 73 años, decidió que lo suyo no iba a ser quedarse a mirar... Empezó a desarrollar un software para medir el efecto de los fármacos según la genética de cada individuo. Su idea hoy en un proyecto real. Su historia fue ayer una de las ganadoras de los Premios Vida Activa, que se convirtieron en un soplo de energía para cientos de personas (prensa incluída) en el CaixaForum de Zaragoza. Un acto que presidió el director general de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, como reconocimiento a una generación que "nos ha dado mucho" y recuperando el espíritu con el que nació, en 1904, la entidad (fundada como "caja de pensiones", según recordó).

Sobre el escenario estuvieron, los cinco ganadores, empezando por Sabater Tobella y por Emilia Sánchez Mengual (madre coraje cordobesa, que ha compatibilizado el voluntariado con su vuelta a la escuela, para completar sus estudios de Primaria). Ambos compartían sus ganas de vivir (y de hacer) con los otros tres ganadores. Ahí estaba Joan Antoni Freixas Colomer, que tras sobrevivir a 23 días en la UCI, decidió devolver a la vida lo que le ha dado creando "huertos educativos" en su pueblo. Y también Francesca Llorens Albiñana, que se enfrentó a la vida tras quedarse sorda en la edad adulta y sacó del asociacionismo su fuerza vital. La misma que Ramón Drudis i Mauri ve cuando mira al cielo y comparte sus saberes astronómicos de escuela en escuela.

El concurso recibió otras 300 historias. Se lo pusieron difícil al jurado, integrado por dos miembros del Club Ahora de La Caixa, Teresa Biota y María Raquel Orozco, el director de Fundación Ozanam, José María Lamana, el director de Heraldo, Mikel Iturbe, y el de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Jaime Armengol. Todos estuvieron de acuerdo. Este premio les ha regalado historias ejemplares. Aún puedes disfrutarlas: www.premiovidaactiva.com/es.