Un hombre permanece desde ayer ingresado en estado crítico, con quemaduras en el 90% de su cuerpo, como consecuencia del incendio que se desató por la mañana en el piso donde residía, el 1º A del número 6 de la calle San Roque, en el barrio zaragozano de Delicias. La víctima, según fuentes del Salud, no estaba ayer plenamente identificada, pero no había muchas esperanzas de que sobreviviese a las graves lesiones, por las que permanece en la unidad de quemados del hospital Miguel Servet.

En el mismo siniestro resultó herida otra de las residentes de la vivienda, que se lanzó por la ventana del primer piso para huir de las llamas. No había mucha altura y la Policía Nacional que había acudido al lugar amortiguó la caída con mantas, pero aun así la vecina sufrió una rotura en la tibia, por la que fue trasladada igualmente al hospital. Los otros dos residentes en la casa fueron atendidos por leves intoxicaciones de humo, pero no necesitaron ser ingresados.

INVESTIGACIÓN / El fuego, según informaron los Bomberos de Zaragoza, se declaró en torno a las 9.00 horas, por causas que se investigan. A priori no hay nada que indique que sea intencionado, y en el lugar se especulaba con un cigarrillo o una estufa como posible origen. En cualquier caso será labor de la Policía Científica determinarlo. Ayer los agentes ya revisaron el piso, al que también acudieron miembros del grupo de Homicidios, que se encargan de investigar cualquier siniestro con heridos, más aún cuando, como en este, probablemente haya un fallecido.

El fuego se originó en una de las habitaciones, y afectó a casi toda la vivienda. Cuando llegaron, los bomberos se encontraron la puerta cerrada con llave, con lo que tuvieron que forzarla para poder acceder. Al abrirla les recibió una densa nube de humo, que les dificultó en un primer momento ver al hombre que estaba tendido en el suelo, prácticamente calcinado. Cuando lo descubrieron, lo extrajeron y con la propia ambulancia del cuerpo fue llevado al hospital, donde seguía al cierre de esta edición.

Mientras la mujer que se tiró por la ventana era igualmente asistida, otro de los residentes había logrado huir también por la ventana, pero del patio interior, y salió a la calle por la casa de otros vecinos. Allí se reunió con los de todo el bloque, que habían salido por su propio pie, alarmados por el incendio, aunque ninguno resultó intoxicado.

Conforme los bomberos lograron contener las llamas, descubrieron que al fondo de la casa había una habitación con la puerta cerrada, y allí se ocultaba otra residente, en silla de ruedas. La puerta había impedido que entrase el humo, por lo que fue rescatada sin apenas afecciones.

Los vecinos del inmueble explicaban que oyeron «como una explosión» poco después de las 9.00 horas, y obviamente salieron a la calle. Salvo el «susto bastante grande», no les ocurrió nada.

A los residentes de la casa, la mayoría les conocían «de vista», y mientras unos creían que eran de la misma familia, otros apuntaban a que era una casa compartida, con «habitaciones con cerrojos en las puertas». Los dos nombres del buzón apuntaban a un origen magrebí.

La opción del piso compartido cobra más fuerza teniendo en cuenta que solo uno de los residentes aceptó la oferta municipal de alojarse en el albergue.