Desde el pasado 2 de octubre del 2009 hasta hoy han pasado seis meses y trece días. Por aquel entonces, el CAI Zaragoza disputó la primera jornada en casa frente al Tarragona y venció por 73-55, dando comienzo a una escalada que puede terminar hoy en lo más alto de la cima. Si el equipo aragonés derrota esta noche (21.00 horas) al Sant Josep Girona, certificará su ascenso matemático a la ACB a falta de una jornada para que termine la competición. Una derrota complicaría demasiado las cosas y, siempre y cuando el Melilla gane su partido, las opciones de ascender para el equipo aragonés se trasladarían a la última jornada liguera el 23 de abril y en la cancha de su mayor enemigo.

De esta forma, caer ante un pabellón que hoy rozará el lleno no entra en los planes de un vestuario convencido de sus posibilidades. La plantilla y el cuerpo técnico han preparado el choque durante toda la semana como si fuera uno más, lejos de la euforia y de la emoción del momento. El vestuario está unido, sabe que el camino ha sido largo y en ocasiones complicado, pero también es consciente de que hoy, pese a todas las circunstancias ocurridas en el pasado, el ascenso depende únicamente de ellos. Jugarse el primer puesto en casa, ante su afición y en una cancha en la que todavía no han doblado la rodilla esta temporada es una motivación extra para los jugadores, que frente al Girona más que nunca saldrán muy motivados.

En una jornada de horarios unificados, apenas cuarenta minutos separan al CAI Zaragoza de la ACB y para conseguir ese objetivo antes tendrá que batir al Sant Josep, un rival que aterriza en el Príncipe Felipe con la esperanza de entrar en los playoffs por el ascenso.

MÁXIMA CONCENTRACIÓN El equipo dirigido por Borja Comenge todavía no ha tirado la toalla, se agarra al noveno puesto de la tabla con uñas y dientes y llega a Zaragoza con la intención de llevarse un triunfo que le ayude en su particular lucha con La Palma y el Mallorca, que estarán muy pendientes de lo que ocurra en la capital aragonesa. "Vienen jugándose algo y es un equipo que, tal y como demostró en la primera vuelta, tiene mucha capacidad para jugar a baloncesto y cuenta con buenos jugadores", explicaba ayer el técnico José Luis Abós.

En la plantilla gerundense destacan su director de orquesta, Albert Sabat, y el juego interior de Darryl Middleton, Pep Ortega y Dreke Bouldin. Además, este último tiene la capacidad para jugar de ´tres´ y de ´cuatro´ y seguramente mantendrá una pugna interesante con el alero del CAI Zaragoza David Barlow. Abós destacó que el Girona "no viene aquí de paseo y va a querer hacer un buen partido como hacen todos los equipos, se juegan algo y para ellos también será un partido importante". El entrenador aragonés cuenta para este encuentro con la totalidad de la plantilla a excepción de las bajas ya confirmadas de Roberto Guerra y Nacho Martín que, junto a Chinemelu Elounu, seguirán el partido con emoción desde el banquillo caísta en la que puede ser la noche más especial del año.

LA AFICIÓN También Pedro Rivero reseñó esta semana que la mentalidad del equipo no debe variar para el encuentro que disputará hoy. "Tenemos que salir a hacer lo de todos los días: jugar como siempre, aunque sabiendo que tiene un premio muy importante", dijo el base.

El CAI Zaragoza no puede permitirse ni un instante de relajación ante el cuadro de Comenge y hoy más que nunca tiene que demostrar su saber estar y su potencial en la pista. El líder de la categoría suma doce victorias consecutivas, vive un excelente momento de forma y tiene en el imbatido Príncipe Felipe a su mejor talismán: la afición. Más de 10.000 personas presenciaran el encuentro desde las gradas con la ilusión de poder revivir el ascenso de hace dos años y dar carpetazo a la LEB Oro de una vez por todas. Treinta y dos jornadas después, los de Abós están a una victoria de conseguir el ascenso. Hoy es el día para regresar a la ACB.