Cardiólogos de la Unidad de Arritmias del hospital Miguel Servet de Zaragoza han realizado la primera intervención en Aragón para implantar un desfibrilador subcutáneo compatible con técnicas diagnósticas por imagen de resonancia magnética. El hospital, puntero en este tipo de tratamiento, ya aplicaba esta tecnología, que se utiliza para tratar arritmias cardíacas graves, pero la novedad radica en que el dispositivo permite que el paciente pueda ser sometido a estudios de resonancia.

Supone un importante avance para el diagnóstico de posibles enfermedades graves como cáncer, accidentes cerebrovasculares y otros trastornos neurológicos y ortopédicos que podrían sufrir, al igual que el resto de la población, las personas portadoras de desfibriladores.

El primer implante realizado en el Servet con este modelo de compatibilidad avanzada ha sido a un mecánico de 61 años y tuvo lugar el pasado 30 de abril. El paciente sufría una miocardiopatía que implica alto riesgo de sufrir arritmias malignas, además de otras patologías cuyo control previsiblemente requiera de la realización de resonancias en el futuro.

RELEVANCIA

Esto cobra especial relevancia, ya que hasta hace poco se excluía a los pacientes con desfibrilador subcutáneo de los escáneres de resonancia magnética debido a que los fuertes campos magnéticos y las ondas de radio podían tener una influencia negativa en sus dispositivos.

La intervención fue realizada por las cardiólogas Naiara Calvo y Teresa Olóriz, de la Unidad de Arritmias. La doctora Calvo realizó el primer implante de un desfibrilador subcutáneo en España hace cuatro años, pero entonces la tecnología no permitía realizar resonancias.

La población de pacientes que necesita un dispositivo cardiaco está aumentando cada año entre el 10% y el 15%, y de estos, se estima que entre el 50% y el 70% deberá realizarse una resonancia magnética a lo largo de su vida. Esta nueva prueba por imagen sirve para obtener información en el diagnóstico de tumores, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades relacionadas con los tejidos blandos.

Los desfibriladores son aparatos que detectan las arritmias y las tratan mediante una descarga eléctrica que consigue recuperar el ritmo del corazón. Los convencionales constan de un generador de energía eléctrica que se coloca en el paciente bajo la clavícula, mediante una incisión lateral próxima a la axila. El generador está conectado a un cable que ha de introducirse hasta el corazón a través de una vena. En caso de arritmia, el dispositivo emite una descarga eléctrica que consigue restablecer el ritmo cardiaco, devolviéndole la frecuencia normal y evitando su muerte.

El desfibrilador subcutáneo se implanta sin necesidad de usar el sistema vascular y no necesita acceder a las cámaras del corazón para monitorizar el ritmo cardiaco. Reduce en gran medida las posibilidades de infección y las posibles complicaciones asociadas a los cables dentro del corazón, eliminando las grandes complicaciones de la intervención.