El problema que plantea la gobernabilidad del Ayuntamiento de Zaragoza se refleja en un dato objetivo, aritmético, insoslayable: dieciséis son más que quince. Cualquier análisis ha de hacerse a partir de ahí y de otra circunstancia no menos evidente y significativa: ésta es la única institución aragonesa importante y muy visible en la que el PAR ya no juega ni como bisagra ni como nada (por más que pretenda hacer política zaragozana desde las Cortes de Aragón).

El PP no puede gobernar Zaragoza porque no obtuvo los votos necesarios. Así de simple. Eso ya lo han visto claro Rudi y el propio Eloy Suárez. Sin una mayoría absoluta de concejales en el Pleno, no hay manera de sacar adelante expedientes ni presupuestos; y la derecha carece de esa mayoría. Luego la pelota pasa al otro campo, al del centroizquierda. Si PSOE, CHA e IU están decididos (como parece) a oponerse a un eventual alcalde conservador (lo cual bloquearía de forma sistemática la actividad municipal), la única salida razonable es que esa actitud a la contra se convierta en una propuesta positiva de coalición. O repetimos las elecciones, a ver qué pasa.

Para alcanzar un pacto tripartito, lo primero es que Belloch meta marcha atrás y gire por babor a toda máquina. El PSOE tiene dos problemas: arrastra una política escaparatista incompatible con los necesarios ajustes y ha seleccionado para el próximo mandato un grupo municipal horripilante. Así que deberá replantearse toda la situación. No habría de costarle tanto. Bastará con asumir las nuevas tendencias urbanísticas que ponen el acento en la calidad de vida, la convivencia vecinal y la recuperación de la ciudad compacta, por encima de los caros e inútiles alardes emblemáticos. Es ir al terreno de CHA e IU, claro, pero... ¿a dónde, si no?

Luego aparece la obvia resistencia de mucha gente de Chunta e incluso de Izquierda Unida a meterse en barros con el PSOE. Normal. Pero, claro, una vez que la izquierda-izquierda ha logrado sacar del terreno del juego al PAR convirtiéndose en el referente de una nueva mayoría... ¿va a pasar del compromiso y a quedarse, como si nada, a verlas venir? No cuadra, la verdad.