Varios colectivos ciudadanos que agrupan a organizaciones conservacionistas, sindicatos y consumidores abogaron ayer en Zaragoza por implantar un plan de depuración que apueste por las instalaciones ecológicas, ante el "bloqueo" y "colapso" que sufre la construcción de depuradoras convencionales. "Nos preocupa seriamente el plan de saneamiento vigente y ha llegado el momento de buscar soluciones", resumió Pedro Arrojo, de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

Arrojo subrayó que la situación actual, en que la crisis económica ha impedido la construcción de nuevas depuradoras y dejado a medias algunas ya empezadas, es de una gran confusión. "Al final, la depuración se ha convertido en un negocio privado, al calor de una necesidad básica de la sociedad, pero el sistema en vigor no tiene salida y es preciso buscar alternativas", añadió.

Esta situación fue dada a conocer en una rueda de prensa en la que también participaron representantes de Comisiones Obreras, UGT, la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), Ansar, Coagret, Ecologistas en Acción y Ecodes. Para Arrojo, el plan de saneamiento no es aplicable a pequeñas localidades por su elevado coste y su gran impacto ambiental, por eso defendió soluciones como la llevada a cabo en el pueblo de Fabara, en el que hace seis años se construyó una depuradora ecológica.

Su alcalde, Francisco Domènech, señaló que el pueblo se había inclinado por un sistema "muy avanzado", realizado por la Universidad Politécnica de Madrid, que había costado 120.000 euros, "frente a los tres millones del proyecto del Gobierno de Aragón". Además, insistió en que el porcentaje de eficacia puede alcanzar el 95% y "es siempre superior al 70%".

Por su parte, José Antonio Oliván, de UCA, expresó sus dudas sobre la viabilidad del sistema aplicado hasta ahora y denunció que los ciudadanos tienen que asumir sus excesivos costes a través del canon de saneamiento.