Siendo cierto que a menudo se ha tildado a los periodistas de moscardones o moscas tabaneras, yo nunca había oído la expresión, para referirse a un colega, de mosca en la pared. En algo así debió convertirse Michael Wolff cuando estaba escribendo Fuego y Furia (Península), en un mosquito trompetero pegado a las paredes del ala oeste de la Casa Blanca.

Wolff arranca su biografía sobre Donald Trump en los últimos meses de la campaña presidencial. Cuando, al parecer, nadie en el equipo del candidato republicano creía que iba a ser capaz de derrotar a Hillary Clinton. Ni siquiera creía en ello el propio matrimonio Trump, con una Melania reducida desde el principio al papel de mujer-trofeo, y unos hijos y yernos encantados con la publicidad que la campaña estaba suponiendo para sus negocios.

Por medio de diversas fuentes, amigos y profesionales próximos a Trump, como el que fue su estratega, Steve Bannon, los magnates de la comunicacoión Aigle y Murdoch, Wolff se esfuerza por aproximarse a la personalidad del último presidente de los Estados Unidos de América. Un hombre que no tiene nada de elegante, de intelectual, ni mucho menos de ejemplar, pero en el que destaca su perseverancia («siempre avanza, aunque le golpeen en la cabeza»), su fe en sí mismo y sus innatas cualidades de vendedor.

El autor de esta biografía no autorizada por el entorno Trump, y en la que el protagonista sale decididamente mal parado, analiza las relaciones del presidente con los votantes, esos millones de americanos que creyeron en él, con los obreros, a los que afirma representar, y con las mujeres, a las que siempre presumió de seducir y a las que en numerosas ocasiones trató de forma vejatoria.

Sin embargo, es una mujer, su hija Ivanka, quien más poder tiene sobre él. En política internacional, son ella y Kushner, su marido, los asesores más influyentes. La doctrina exterior Trump se basa en los principios de la guerra fría: «Las potencias con las que podemos trabajar, las potencias con las que no podemos trabajar, y aquellos que, por no tener el poder suficiente, podemos sacrificar o descartar».

Desde las sospechas de la injerencia electoral rusa a las sospechas que el propio Trump mantiene sobre quienes le rodean, el libro se hunde más y más en una personalidad con fuertes desequilibrios, para decirlo suavemente. Inquietante.H