La empresa Inquinosa, causante del problema de contaminación por lindano en la comunidad, también vertió irregularmente esta sustancia en una parcela del municipio oscense de Lastiesas Altas, a unos 15 kilómetros de Jaca. Se trata de un pequeño vertido puntual realizado hace más de 30 años que afectó a una superficie de unos 300 metros cuadrados. Además, ayer se anunció la confección en 2018 de un proyecto para el desmantelamiento de la fábrica de Sabiñánigo.

Según informa el Gobierno de Aragón, en una de las dos catas realizadas en el terreno se han hallado residuos sólidos de este químico a 1,5 metros de profundidad. Además, las muestras de gases del suelo tomadas en la zona han resultado positivas en uno de los ocho puntos estudiados.

No obstante, los análisis de agua efectuados en el río Estarrún, de un barranco próximo y de los sedimentos de este han resultado negativos.

El propietario de la parcela afirmó que «un camión pequeño depositó sacos vacíos de cemento y polvo blanco» hace más de tres décadas. Se da el caso, además, de que el conductor del vehículo falleció hace diez años. Con el hallazgo de este nuevo vertido se ha iniciado el procedimiento ordinario para la declaración de la zona como suelo contaminado.

En cuanto a la fábrica de Inquinosa en Sabiñángo, el proyecto para su demolición se confeccionará a lo largo del año que viene y contará con medidas de seguridad «muy concretas», debido a la complejidad de la situación y a las repercusiones y riesgos potenciales.

Así lo anunció ayer la directora general de Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, María Pilar Gómez, antes de participar en una reunión con los comités de seguimiento de descontaminación.

Gómez detalló que se tratará de un proyecto «de mucha enjundia» que estudiará cómo se puede desmantelar la fábrica, qué riesgos pueden encontrarse y qué tipo de precauciones se han de tomar. Por ello, contempla incluir un protocolo de alerta y vigilancia aguas abajo del río Gállego.

También se refirió a los trabajos que actualmente se desarrollan en la fábrica --que se prolongarán dos o tres semanas-- para tratar los residuos que todavía quedan en su interior.

Al respecto, detalló que están utilizando depósitos de seguridad para realizar un almacenaje controlado, con un proceso en el que se define «claramente» la tipología de los residuos. Tras ello, pasarán a estar almacenados, a la espera de tratamiento. Igualmente, señaló que la intervención incluye un estudio del estado del suelo y de la estructura del edificio. Además, abordó el proyecto piloto europeo, aprobado la semana pasada, para trazar una metodología a partir de la experiencias de varios países con el lindano, de tal forma que se concreten unas «buenas prácticas» apoyadas por la propia Unión Europea.

Se desarrollará entre los años 2018 y 2019 y contará con 600.000 euros anuales. Se espera que la UE lo refrende en la primera quincena de diciembre.