La plaza del Pilar de Zaragoza vivió ayer una jornada atípica. Las bicis urbanas y deportivas se mezclaban entre los invitados a las comuniones que se celebraron ayer en la ciudad. Así, no era raro ver a alguno que otro vestido para la cita montado en una bici e intentando superar los circuitos que se instalaron como colofón al Zaragoza is Bike, con motivo del III Festival de Culturas Ciclistas.

Durante toda esta semana Zaragoza se ha convertido en la cuna del ciclismo. El ayuntamiento mantiene su apuesta por la movilidad sostenible y está centrando gran parte de sus esfuerzos en convencer a los zaragozanos de que las dos ruedas son la mejor opción para moverse por la ciudad. Tanto es así que lograron atraer el interés del exciclista y campeón del Tour de Francia en 1988, Perico Delgado, quien destacó la «potente» apuesta que el consistorio está haciendo para lograr aumentar el número de ciclistas.

La plaza del Pilar, que ayer vivió un día de fiesta, fue conquistada por bicis eléctricas, triciclos y velocípedos que se repartieron por los seis espacios diferentes que pretendían mostrar la «diversidad de la cultura ciclista», explicó Arturo Sancho, uno de los organizadores del festival que este año ha puesto el acento en la «ciclologística».

El que más motivó al público fue el del trial, donde varios profesionales se esforzaron para regalar a los asistentes un gran espectáculo. Incluso algún pequeño, todavía en proceso de aprendizaje, se atrevió a enfrentarse a los obstáculos, motivado y animado por los aplausos del público. La zona más divertida fue la de BMX, donde los más valientes se enfrentaron a un recorrido en pendiente bajo la atenta mirada del público. Los más pequeños, recelosos, trataban de superarlo sin ayuda, aunque más de uno al final accedía a que los profesionales les acompañaran en tal hazaña. «Es que es muy difícil porque parece que la bici se va a caer, pero me lo he pasado muy bien», decía orgullosa Claudia después de haber superado la prueba y con vestido -esto sí qué fue toda una hazaña-. El circuito de las llamadas bicis de carga despertó un gran interés y llegó a generar largas filas.

Había varias modalidades. Las bicis para llevar mercancías y las que transportan a personas. Incluso había una «bicitaxi» y varios tándem que generaron más de un problema a sus ciclistas. «Menos mal que los pivotes que marcan el circuito no son fijos porque nos hemos chocado varias veces», admitía Daniel Pérez después de haber probado una bici para dos personas y averiguar que requiere cierta compenetración. Arturo Sancho explicó que este año se ha querido dar «más visibilidad» a las bicis de carga, cada vez más utilizadas para las empresas de reparto y el traslado de personas.

Como no podía ser de otra manera, se instaló un espacio para el consumo, eso sí, la temática no variaba. En los puestos uno podía comprar desde libros, pasando por camisetas, maillots, deportivas pero siempre relacionado con el ciclismo. Muchos se sorprendieron con el puesto que ofrecía la posibilidad de hacer una cata de agua. Y, en caso de preferir otra bebida para refrescarse y soportar los 22 grados que marcaban los termómetros al mediodía, se instaló una caseta en la que se suministraba cerveza. Los más pequeños también tuvieron su zona personalizada, con espectáculos y actuaciones durante todo el día.

Para cerrar la jornada se realizó un recorrido sobre las dos ruedas por el centro de la ciudad.