Las cigüeñas, como todo ave migratoria, vuelve a tierras aragonesas para quedarse mientras perdure el buen tiempo. El hábitat natural de esta ave son los bosques de ribera, aunque poco a poco estas zonas de la naturaleza han ido desapareciendo. Por esta razón, no es tan raro encontrar nidos en iglesias, postes eléctricos e incluso en los tendidos de las vías del tren, tanto de las líneas regionales convencionales como del AVE. Y, concretamente, a lo largo de la carretera de Castellón, desde Zaragoza hasta Pina de Ebro.

Este hecho provoca un verdadero peligro para las aves en general, ya que al instalarse en los tendidos eléctricos pueden morir electrocutadas en cualquier momento. En Aragón, alrededor de 6.800 ejemplares mueren cada año por esta causa por lo que las empresas eléctricas y los centros y organizaciones animalistas actúan para atajar esta cifra.

El responsable de SEO BirdLife en Aragón, Luis Tirado, afirmó que «con la colaboración de los agricultores de la zona, podemos hacer un seguimiento todos los años». También explicó que se dan unas situaciones «más raras», como ocurrió la semana pasada cuando «un ave, además de electrocutarse, se quedó enganchada a la red eléctrica y se calcinó provocando un incendio en la misma parcela». Los cortocircuitos se suelen dar en líneas «muy viejas» que están menos observadas y «por esto pasan estas cosas».

Un riesgo para todos

Además, no solo puede tratarse de un riesgo para ellas, ya que se considera una especie protegida, sino que pueden causar daños en los municipios más próximos. En El Burgo, el alcalde del pueblo, Miguel Ángel Girón, explicó que tienen cortes de luz «con frecuencia» y «el 95% son producidos por las cigüeñas instaladas en el tendido eléctrico». Hace unos años «solo había un nido en el pueblo y ahora, en todo el término municipal podría haber más de 200 fácilmente», señaló.

Pero no solo causan daños eléctricos, los cuales «no pueden solucionarse con ninguna medida eficaz y sin perjudicar a nadie», sino que «ensucian el municipio muchísimo». «Alguna vez que hemos podido retirar algún nido, hemos podido encontrar hasta unos guantes, un sujetador y unos calzoncillos», detalló Girón.

Las cigüeñas se consideran una especie protegida, por lo que resulta «complicado y costoso» retirar sus nidos. No obstante, se han puesto medidas como señalizar en la carretera que está prohibido tocar el claxon para no asustarlas.

Por su parte, en La Cartuja Baja, barrio rural de Zaragoza, su alcalde, José María Lasaosa, negó tener algún problema con este tipo de ave. «Desde el 2015, no hemos tenido casi cortes de luz y cuando han ocurrido, desde la compañía eléctrica nos han asegurado que el problema ha sido interno. Porque, por ejemplo, algunas viviendas particulares tuvieran el cableado antiguo», aseguró.

Para evitar este tipo de situaciones, Tirado señaló una serie de medidas a corto plazo para que este tipo de sucesos no vuelvan a suceder: «Se aíslan las zonas donde el cableado conduce más energía y colocamos como una especie de corona de espinas que no pincha ni daña al animal. Lo único que hace es que la cigüeña note algo raro en el tendido y decida buscar otro lugar». Ambos alcaldes confirmaron que en este tramo de la carretera de Castellón «ya se están colocando, aunque hay zonas donde funciona y otras en las que siguen instalándose».

Postes disuasorios

Además, las compañías eléctricas también ceden «postes antiguos y los sitúan al lado de los que han colocado estos métodos disuasorios. Esto hace que el animal, en vez de asentarse en el poste donde corre peligro, haga su nido en el que está inoperativo», añadió Tirado.

No obstante, el responsable de SEO BirdLife recalcó que esto solo es «una solución a corto plazo». «Lo que deberían de hacer las instituciones es reforestar los bosques de ribera, que poco a poco, los humanos hemos provocado que desaparezcan como tantas otras cosas que estamos haciendo mal en la naturaleza». Esta es la petición de Tirado, en nombre de la organización ecologista.

No solo hace falta repoblar estas zonas sino que Tirado aseguró que «nos queda un largo trabajo de sensibilización. La gente desconoce lo grave que es esta situación y, entre todos, podemos evitar este tipo de situaciones».