La comisión de seguimiento del proyecto del corredor Cantábrico-Mediterráneo se reunía ayer en Zaragoza y celebraba los avances experimentados en solo seis meses dentro del cronograma previsto. Explicados por Juan Bravo, presidente de Adif, quien garantizó que se mantienen intactas todas las previsiones iniciales para que en el 2020 la línea ferroviaria Zaragoza-Teruel-Valencia pueda ser una vía de altas prestaciones para el transporte de mercancías y viajeros. Daba cuenta, ante los representantes de los gobiernos autonómicos de Aragón y la Comunidad Valenciana, de las obras ya ejecutadas y las ventajas que se han empezado a notar y les tranquilizaba ante la posibilidad de que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se prorroguen. La inversión en el eje será la misma, pase lo que pase.

«Está garantizada la inversión comprometida para el plan al margen de cuál sea la dinámica de los PGE. Esta actuación está asegurada», aseveró Bravo, quien destacó que habrá que esperar a que se culmine el plan director «a final de año» para saber a cuánto asciende el desembolso necesario. El Ministerio de Fomento siempre ha mantenido que serían 335 millones en total, aunque en el documento de trabajo facilitado ayer, sumadas las obras ejecutadas y por ejecutar, ya apuntan a 386,84 (IVA incluido, 319,7 sin él). Bravo prefirió ser cauteloso y, oficialmente, optó por esperar al plan director que «en tres meses» dará «cifras más exactas, no estimaciones».

La reunión en Zaragoza sirvió para destacar que en «solo seis meses» con pequeñas actuaciones se han logrado importantes mejoras en el servicio, y anunciar que, por ejemplo, a finales de año estarán terminados los trabajos de la línea tren-tierra en todo el recorrido que permitirá por fin la circulación durante las 24 horas por la infraestructura. Se iniciarán las pruebas para que en poco tiempo, ya en el 2018, esté operativo.

Esto, explicó, sumado al interés que ya está despertando en los operadores logísticos que aumente el número de surcos semanales para los trenes de mercancías que pueden circular entre Valencia y Zaragoza. Se incrementa de forma exponencial. De hecho, una de sus buenas noticias que traía Bravo a esta cita era que, desde este mes, han pasado de ser tres los que permitía antes a los 15 que ya pueden recorrer la línea ahora.

Pero queda mucho por hacer y, a modo de reflexión, lo importante es la «colaboración entre administraciones y el tejido empresarial» que se está dando y que provoca una «tensión positiva» que hace que no bajen la guardia. Su horizonte es, observando el cronograma, llegar a marzo del 2022 con una velocidad de 200 kilómetros por hora en toda la línea, con trenes eléctricos que saquen los diésel (circulan a un máximo de 160 km/h). La «plena potencialidad», dijo, un objetivo posible, aseveró.

Bravo no concretó mucho más los costes o plazos con los que empezar a poner en ejecución ese plan director que se presentará en Valencia en enero (próxima reunión de segumiento), pero a ella llegarán con proyectos importantes para el 2018 ya redactados, como los siete nuevos apartaderos (4 en Aragón) de 750 metros de longitud a ejecutar y el proyecto de electrificación de la línea, en dos fases, que se licitaría a mediados del año próximo.

El consejero de Vertebración Territorial de la DGA, José Luis Soro, destacó el trabajo realizado desde la «lealtad institucional» y que este proyecto esté en la agenda de Adif y del Ministerio de Fomento.