El Gobierno de Aragón investiga el fallecimiento de un residente del centro privado para personas mayores de Movera que murió la pasada semana en el hospital zaragozano Royo Villanova, donde ingresó el pasado viernes junto a otro interno.

En todo caso, fuentes del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno aragonés matizaron que «se están investigando las circunstancias en que se produjo la muerte. Nada más», en referencia a la apertura, por parte de los inspectores del departamento, de un expediente al centro.

Los dos ancianos ingresaron en el Royo el viernes y, el sábado, el centro hospitalario dio aviso al servicio de inspección de centros del departamento. Uno de los pacientes ya había fallecido.

Según fuentes del Ejecutivo autonómico, los inspectores se trasladaron a la residencia ubicada en el barrio rural zaragozano. El centro, inaugurado en el año 2001 y que tiene en regla todos los permisos y al que nunca antes se le había abierto expediente alguno, tiene capacidad para casi 60 personas y no dispone de plazas concertadas.

Al parecer, desde la residencia se cuestiona el diagnóstico emitido por el médico que atendió a los internos. A uno de ellos -el posteriormente fallecido- se le trató de un golpe de calor -a finales de la pasada semana, las temperaturas en la comunidad autónoma llegaron a rebasar los 40 grados-. Al otro, que continúa ingresado en el hospital Royo Villanova, se le diagnosticó una bronquitis. Su pronóstico es grave.

De este modo, fuentes del Departamento de Ciudadanía y Servicios Sociales insistieron en que el expediente abierto responde únicamente a la investigación de los hechos por parte de los inspectores. Ahora se trata de determinar si el centro actuó de forma adecuada, si hubo o no negligencia médica en el diagnóstico del anciano -fallecido, según la residencia, a consecuencia de una insuficiencia respiratoria- o si, efectivamente, fue un golpe de calor lo que provocó su muerte, algo que no puede asegurarse de forma tajante. Al menos, de momento.