El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil investiga a un hombre como presunto autor del maltrato sufrido por un galgo que había pasado por las manos de distintos dueños antes de hacerse con su propiedad.

Según informa el Instituto Armado, la investigación se inició a finales del pasado mes de enero a raíz de la llamada hecha desde la Plataforma en Defensa de la Caza con Galgo para denunciar que en un programa de televisión había aparecido un galgo que se ofrecía en adopción y que podía pertenecer a un socio de su organización.

Al parecer, el perro llevaba tatuados en la oreja derecha unas letras y unos números que, según los responsables de dicha plataforma, es una marca que las asociaciones de galgos hacen para identificar a los canes y protegerlos ante posibles robos.

Tras visionar el programa, los agentes pudieron verificar en las instalaciones donde se encontraba el galgo que había sido localizado el 7 de agosto atado a un poste en el Canal Imperial de Zaragoza, con un corte en el cuello en la zona donde se implanta el microchip identificativo, el cual había sido extraído.

Además, el can presentaba heridas diversas infectadas por distintas partes del cuerpo, lesiones en las extremidades y un cuadro infeccioso-parasitario que evidenciaba un estado claro de abandono.

Con los datos inscritos en la oreja derecha del animal, los investigadores pudieron determinar que el perro había sido dado a una persona residente en Valladolid, quien relató a los agentes que fue suyo hasta enero de 2016, fecha en el que lo cedió a un conocido suyo con todos los documentos necesarios.

El perro, según dichas fuentes, fue cedido posteriormente a un vecino de Zaragoza, que lo mantuvo hasta abril de ese mismo año, mes en el que lo entregó a un familiar suyo, que inscribió al can en el registro de animales con su correspondiente microchip.

Este propietario informó a la Guardia Civil de que lo había cedido a su vez a otra persona de la que apenas tenía datos y que, además, no lo había comunicado en el registro de animales de compañía.

Las investigaciones realizadas permitieron constatar a los agentes que en el testimonio de esta persona se daban continuas contradicciones que le apuntaban como responsable del abandono el animal.

Al investigado, un hombre de 32 años con antecedentes policiales por otros hechos, se le responsabiliza de un presunto delito contra la flora y la fauna por abandono de animales en condiciones de riesgo para su vida.