Juan José L. L. negó ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial que abusara sexualmente de dos menores con una grave discapacidad intelectual (la hermana mayor, de 17 años, del 50%; la de 13, del 72%) cuando se quedaba solo con ellas en la casa del pueblo zaragozano donde vivían. Una vivienda que visitaba con frecuencia ya que, según explicó, se crió con la tía y tutora de las jóvenes y eran «como familia». Por ello, afirmó, «jamás» tuvo contacto sexual con ellas, porque «las respeto mucho».

De hecho, el hombre afirmó que «nunca» se quedaba con ellas solo, algo que la tía y tutora negó después, al testificar, recordando algunas visitas suyas a Bienestar Social en las que él le decía «déjalas, déjalas». «Las dejaba con alguien que era familia, no me entra en la cabeza, me ha deshecho», lamentó la mujer en la sala.

Las niñas, al menos la mayor, comenzaron a mostrar un comportamiento extraño en el colegio, lo que motivó una investigación que acabó por desvelar los presuntos abusos. Estos los narraron las niñas al equipo de especialistas de la Guardia Civil llegado desde Madrid, y lo corroboraron en una prueba preconstituída (grabación de vídeo) que ayer visionaron los jueces en la sala.

En ella, la hermana menor respondía a la agente que «Juanjo» le tocaba «las partes bajas»; con algo más de detalle, la mayor describía relaciones sexuales completas, no forzadas, pero desagradables. Explicaba que «si no hace nada», se llevaba bien con el acusado, pero cuando se quedaban solos, no le gustaba lo que le hacía.

La Guardia Civil dio credibilidad a estos testimonios, más aún cuando las niñas reconocieron fotográficamente, por separado, al acusado.

Por contra, la psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) exponía que el testimonio de la menor, dado el grado de discapcidad, en cierta manera venía inducido por las preguntas de la agente -aunque «no se podía hacer mejor», admitió- y señaló las contradicciones de la mayor, como decir en algún momento que no había visto el pene del abusador.

Otros forenses explicaron que, en el caso de la menor, había indicios de que había mantenido relaciones sexuales frecuentes, aunque no forzadas, en la época de la denuncia. Fiscalía mantuvo la petición de 25 años de cárcel para el hombre.