--¿Por qué elige este momento para presentar su dimisión?

--Es el momento en el que he visto que se había acabado el reto o el recorrido dentro del partido. Al tener una discrepancia tan grande con la dirección la situación era irreconducible y por coherencia debía renunciar al cargo que me aporta al PAR. No tendría sentido hacer esto en abril, a un mes de las elecciones.

--Pero a lo mejor, sí antes, ¿no?

--Yo lo he intentado todo. Llevo dos años con una actitud crítica; entiendo que el partido ha emprendido un camino que no es el mío. He pedido un funcionamiento normalizado de los órganos del partido; hemos presentado firmas para que se cumplan los estatutos; hemos participado en unas primarias que han sido una auténtica chapuza, la falta de garantías ha sido total. Después de todas estas cosas te das cuenta que no ha cambiado nada. Si he ganado algún derecho con mi resultado en las primarias es precisamente el de participar en las decisiones, pero aquí se toman las decisiones de otra manera. Se ha hecho caso omiso a todas nuestras propuestas y se convoca un comité nacional para aprobar un reglamento del congreso con el que estoy totalmente en contra.

--¿No se podía reconducir la situación?

--No lo sé. Igual sí, pero no veo ninguna voluntad de ello. No se trata de reconducir nada conmigo, sino con mis planteamientos. Yo reclamo un cambio para afrontar los retos que se nos plantean. Es un disparate hacer el congreso después de las elecciones, y un error político. El 30% que obtuvimos en las primarias no ha sido escuchado. Los contactos se han producido ahora, pero no son para nada, simplemente porque hay preocupación con las candidaturas.

--¿Por el grupo de ediles que amenazan con no presentarse?

--Son alcaldes y concejales que quieren tener voz, que quieren ser escuchados. Estos ediles son lo mejor que tiene el partido, quieren participar en la decisión del futuro del PAR. Pero no se les hace caso.

--¿Qué pasará con ellos?

--No lo sé. La vía es normalizar los órganos. El comité intercomarcal de Zaragoza no se convoca, quizás habría que empezar por ahí. Las personas más aragonesistas son ellos. Y se nos ha llamado de todo: pepitos grillo, bullangueros... de todo.

--¿Cree que el presidente José Ángel Biel se debería de haber marchado ya?

--Creo que se debería de haber producido un cambio en la dirección del partido. Eso hubiese permitido afrontar el reto de estas elecciones con otros planteamientos. Biel nos contó primero un cosa, y luego cambió de película sobre la marcha.

--Pero todas las decisiones vienen avaladas por la ejecutiva.

--Bueno pero la ejecutiva tiene un número de personas. Entre ocho o nueve personas de esa ejecutiva podríamos representar al 95% del partido. A veces hay que ponerle un poco de coraje, si no no avanzas. El criterio de algunos también ha cambiado.

--¿Lo más coherente no sería también dejar el partido?

--Lo más coherente es esto. Dejo lo que me da el sustento. Pero no tengo ningún interés en participar en nada del congreso.

--¿No estará en ninguna candidatura?

--No es mi planteamiento. Mi reto es darle contenido a mi vida laboral. A eso le voy a dedicar muchas horas del día, y eso condiciona todo. Prefirieron hablar del presente que del futuro. La política me gusta y me apasiona. Pero como instrumento para resolver problemas.

--¿Ha tenido contactos con Ciudadanos?

--No. Nadie me ha llamado. No he tenido ninguna oferta.

--¿Qué futuro le augura al PAR?

--Si sigue por este camino lamento decir que no va a ser nada halagüeño. Yo sigo con mis convicciones. El PAR debería de haber hecho el cambio de liderazgo hace tiempo; no es cambiar a las personas, es porque nos tenemos que adaptar a una sociedad cambiante. La oferta de cambio se debió hacer hace un año. Se han incumplido compromisos asumidos y el funcionamiento de los órganos internos ha sido anómalo. Todo esto nos resta credibilidad y un partido sin credibilidad es un barco sin capitán. Pero ojalá tengan suerte. No les deseo nada malo al PAR, al contrario.

--¿Falta mensaje?

--No hay mensaje más allá de los problemas internos. El partido ha perdido la conexión con la sociedad aragonesa. Se es muy aragonés defendiendo la identidad, pero también estando al lado de los que tienen un problema. Eso se debería de haber recuperado hace tiempo.

--¿Y la imagen de los enchufismos?

--La política o los partidos arrastramos la mala fama del enchufismo. En mayor medida en función del tiempo que hace que se está gobernando. El PAR lleva gobernando mucho años.

--¿Les ha sobrado esta legislatura en el Gobierno?

--(Piensa) Se decidió estar en el Gobierno en contra de lo que se acordó en el congreso. Pero no creo que eso sea el problema. Yo he sido director general tres años y no puedo criticar eso. Y ahora no es el momento de analizar esa cuestión. Quizás antes. También se puede estar en el Ejecutivo, pero haciendo una política desde la sede, pero no se ha hecho nada. No se ha hecho ni una rueda de prensa. El PAR debería opinar todas las semanas sobre dos o tres cuestiones que interesan a la ciudadanía.

--Usted no asistió al comité nacional. ¿Por qué?

--No podía participar y legitimar con mi presencia lo que es un proceso de continuas ilegalidades. No respetar los estatutos no es muy legal. Hay un ley de partidos que obliga a respetar sus estatutos. Eso no es legal. No hay democracia interna. Es muy grave que no asistiera al comité ni la mitad de sus miembros, o que el vicepresidente votase en contra de la proclamación de los candidatos y del reglamento congresual. ¿Y no pasa nada?

--¿Qué le parece el papel que ha tenido Arturo Aliaga en todo este proceso?

--A Arturo Aliaga le deseo toda la suerte del mundo. Pero debe ganar capacidad de decisión. Mientras no la tenga no podrá liderar gran cosa.