En la escalera de acceso a la segunda planta del Ayuntamiento de Zaragoza, la talla en madera policromada Cristo atado a la columna brilla ahora por su ausencia. Desde ayer, esta escultura está en manos de los rehabilitadores de la empresa Antique, Restauración de Arte, la compañía adjudicataria encargada de su rehabilitación por 9.855,45 euros.

Las tareas que se van a llevar a cabo son principalmente de limpieza y conservación. «Esta intervención es para subsanar las grietas, la suciedad acumulada y la pérdida de la policromía», explicó Mª Carmen Aguarod, jefa de servicio de cultura del ayuntamiento. «Los criterios que nos guían son la mínima intervención y la irreversibilidad del material que se emplee», añadió.

Se trata de una de las joyas del patrimonio municipal de comienzos del siglo XVII, una figura de tamaño natural, en pie y atada a una alta columna, sobre una peana, cuya altura total alcanza los 192 centímetros.

La talla presenta los daños propios de la edad y de la exposición durante varios siglos. La excesiva sequedad en el ambiente y la contaminación lumínica a la que estaba expuesta «no la favorecen», por lo que el consistorio se plantea buscar una ubicación alternativa «que cumpla los requisitos de conservación preventiva». «Buscaremos un lugar donde los parámetros de preservación aconsejen que sea mejor», aseguró Aguarod.

Mantenimiento

Esta intervención se enmarca dentro del programa de mantenimiento del patrimonio público que el ayuntamiento ha impulsado este año. Aunque por el momento no se prevé la restauración de ninguna otra obra de propiedad municipal, «el consistorio ha propuesto realizar una tarea de elaboración de fichas con varios restauradores sobre el estado del patrimonio en la vía pública», declaró la jefa de servicio de cultura del ayuntamiento. Se trata de conocer el grado de conservación de los elementos «para después actuar de acuerdo a las prioridades que se dictaminen en las fichas», manifestó.

Esta pieza, que estará de vuelta dentro de dos meses y medio, se considera de prioridad por su antigüedad y singularidad dentro del panorama de la colección municipal. «Teníamos muy claro que sería la primera por su talla de gran relevancia», concluyó Aguarod.