--Acaban de conseguir un resultado histórico en las elecciones al Claustro, donde contarán ahora con 41 miembros. ¿Lo esperaban?

--Para nada. Hemos aumentado la mayoría absoluta y no contábamos con ello. La gente ha valorado no solo nuestras propuestas, sino también el trabajo que venimos haciendo durante todo este tiempo. Ya son 18 años consecutivos siendo el colectivo más votado y este resultado demuestra que no vendemos humo, que cuando vamos a las clases de los alumnos a plantearles nuestras cosas son realidades y todo va en su beneficio. Durante todo el año hacemos actos y nos implicamos. Nos hemos presentado en todas las facultades de Zaragoza, menos en una, y estamos muy contentos.

--Su poder para negociar en el Claustro se refuerza.

--Sí, no solo en número, sino también en fuerza. Tener tantos miembros hace que nuestro poder para negociar, opinar y tomar decisiones sea muy fuerte. De las propuestas que hemos hecho en los últimos años se han llevado a cabo entre un 60% y un 70% de todas ellas, una de las más destacadas las becas rector. Ahora estamos en un nivel de negociación similar al que tienen los profesores y eso es un plus. Se ha incrementado la mayoría gracias a que hemos recibido 400 votos más que hace dos años. Y, respecto a la participación, el aumento del 8% al 12% que ha habido ha sido prácticamente para votarnos a nosotros.

--La participación sigue siendo muy baja. ¿A qué lo achacan?

--Nos hubiera gustado alcanzar cotas más altas, del 20% o el 30%, pero hay alumnos de la Universidad de Zaragoza que no pueden votar porque están en prácticas, o grupos que no van a clase el día de la votación o, por ejemplo, que están de Erasmus. Estas dificultades impiden que la participación sea mayor.

--¿Cree que los estudiantes son conscientes de la importancia del Claustro?

--Creo que no y esta es otra de las razones por las que las participación es tan baja. La universidad debería informar más acerca de este órgano de participación, de sus funciones y demás, porque ayuda a conseguir cosas importantes y quizás los estudiantes se animarían a votar.

--¿Qué peticiones van a plantear este año?

--Como estudiantes tenemos unas reivindicaciones particulares que, gracias a esta mayoría, tendremos opción de cambiar. Además de seguir criticando los recortes, las subidas de tasas y la bajada de las becas, tenemos varios frentes como la mejora del sistema informático, porque el wifi de la universidad falla en muchos puntos y haría falta una inversión para arreglar esto, porque los estudiantes se ven perjudicados. También queremos que mejore el acceso a las diferentes plataformas de gestión de las facultades, ya que solo se puede acceder a ellas en el aula y no en casa, por lo que nos gustaría que nos pudieran dar unas claves de acceso para ello, así como para los fondos de libros de la universidad sin tener que ir a la biblioteca a solicitarlos. Además, vamos a plantear también un mayor acceso a la secretaría de la universidad, ya que solo abre por las mañanas y nuestra idea es conseguir que, al menos, sea accesible una o dos tardes a la semana, porque muchos alumnos trabajan o están de prácticas y les resulta imposible hacer las gestiones por la mañana.

--Si no fuera por ustedes, ¿la Universidad de Zaragoza no está al tanto de todas estas situaciones?

--Hay cosas que la institución no ve. Nuestras peticiones son pequeñas y se pueden solventar con costes no muy altos, con resultados que son muy buenos para el estudiante. No somos marcianos que bajamos del cielo y proponemos cosas a la universidad extrañas, sino que somos estudiantes que como el resto de los alumnos también estamos perjudicados y por eso proponemos mejoras. El año pasado, por ejemplo, pusimos en marcha una campaña a favor de la educación pública y la consulta de la convocatoria de septiembre, donde recogimos 3.000 encuentras de los estudiantes en las que daban su opinión. Eso se ha valorado en las elecciones.

--El rector alertó esta semana, una vez más, de que algunas instalaciones podrían cerrar como consecuencia de la ausencia de una partida para infraestructuras en los presupuestos de la DGA. ¿Se plantean algún objetivo respecto a la reforma de Filosofía y Letras?

--Creemos que ahora, a nivel técnico, ya podría iniciarse el proceso. Es decir, habría opción de trasladar a los estudiantes a la antigua Facultad de Educación y mientras tanto que los profesionales empiecen a evaluar las obras. Es una reforma de urgencia, pero el problema es que para el Gobierno de Aragón la universidad no es una prioridad. Todo son promesas, pero la DGA no sabe cuál es su campus, si el público o el privado. Esta reforma no debe quedarse en palabras, sino que debe ser efectiva más pronto que tarde.