Exbanderillero

Fue durante años un chico de los caminos persiguiendo la ilusión de ser torero. Acaba de editar sus memorias de capeas en Ilusiones y quimeras (Huerga&Fiergo). Finalmente alcanzó la escala de banderillero y llegó a realizar 1.703 paseíllos al lado de matadores como Raúl Aranda y otros matadores aragoneses.

--¿Si mira atrás se reconoce en ese chico de las capeas?

--Sí, sí, me reconozco. Aunque también reconozco que querer ser torero es una locura casi imposible.

--Lanzarse a la carretera, de pueblo en pueblo... Es una figura muy romántica.

--Mucho. Pero cuando no hay otra manera para ser torero, la capea y las vaquillas nos ponían en contacto con el toro. Ahora hay escuelas taurinas y sería impensable tirarse a los caminos. Así que nosotros somos la última generación.

--¿En serio quería ser torero?

--Sí, sí, en serio. Quería llegar a ser figura. Pero todo lo que hice al parecer no fue suficiente. Coincidí con Dámaso González y decían que incluso era mejor que él. Pero Dámaso llegó y yo no. Es un misterio esto.

--¿Qué se exige para llegar?

--Mira, el que no vale no llega, eso seguro. Y de entre los que valen, hay que tener afición, ilusión y ambición. Llegar a torero es imposible. Llegar a ser figura es un milagro.

--No se imagina a un chico de ahora en su lugar.

--No, de ninguna manera. Si yo tuviera un hijo que quisiera ser torero yo mismo lo llevaría en mi autocaravana, así que fíjate.

--Aquella época supondría una universidad para usted.

--Imagínate. No fui más que banderillero, pero mi vida ha sido muy rica en matices. No he estudiado pero he devorado los libros.

--¿Por qué se decidió a escribir estas memorias?

--Porque me ponía a contar estas historias a los amigos y todos me decían que eso había que ponerlo por escrito. Yo me resistía, pero al final no pude evitarlo.

--¿Cómo ve los toros ahora?

--Yo creo que la fiesta está en un buen momento. Veo más radicalizados a los antitaurinos, eso sí. Ojo, que no niego la parte de razón que tienen, pero yo creo que los toros nunca desaparecerán.

--¿Dónde está el futuro?

--En Francia. Hay muchos aficionados que leen mucho sobre la fiesta. Aquí hay que distinguir entre el público y el aficionado; y aún así, el aficionado yo creo que lee poco. Por eso en Francia salen tan buenos toreros, es una mina.

--¿Qué hace en Pamplona?

--Hace 32 años que voy. Fui doblador durante 11 años, ya sabes, el que conduce a las vacas para que sigan los toros. Y desde entonces no me he perdido ningún año.