--La expectación fue máxima el jueves con la prueba cerebral a Miguel Carcaño, ¿cómo fue?

--Clínicamente no hubo ningún problema. Se sentó en la sala de exploración, le indiqué que mirara la pantalla y atendiera a la enfermera, y colaboró. Estuvo 70 minutos viendo imágenes, habló con él la Policía y recogimos las ondas.

--Ya se comentan reacciones a determinadas imágenes, ¿se puede saber tan pronto?

--Me ha chocado mucho que se dijera. A primera vista lo que se ve en el registro es la onda del encefalograma, que se elimina como ruido antes de analizar la P-300. Los gestos que él pueda hacer no tienen relevancia. En cualquier caso, mi obsesión durante la prueba es que no aparezcan ondas lentas de sueño, que significarían que no está sirviendo de nada. En este caso tenían un ritmo alfa rápido, que indica que está atento. Solo se paró dos veces para beber agua y relajarse.

--Es decir, los resultados tardarán.

--Espero que dos semanas, yo tengo que tratarlos con el programa estadístico, dos veces, para comprobar que no haya errores, y remitirlos a Madrid, a la Dirección General de Seguridad. Allí los cotejan con las imágenes, porque yo no conozco cuáles corresponden a las reacciones, solo doy una lista estadística, por orden, de las que son más probables por su reacción.

--¿Tienen más peticiones para la prueba de otros casos?

--Tenemos que reflexionar, hay que hacer revisiones del método. No habrá más pruebas hasta que se resuelvan los casos. Tenemos que ver los resultados antes de continuar.

--¿Si se continúa, todas tendrán que ser en el hospital Miguel Servet?

--En el Servet llevamos muchos años realizando la prueba, y el servicio (de Neurofisiología) cuenta con personal muy especializado. La clave es el factor humano, aunque el sistema también tiene complejidad tecnológica, con la sala de exposición y la de análisis, las pantallas que graban su cara, las imágenes y las ondas...

--¿Puede convertirse en un centro de referencia español de la especialidad?

--Estamos negociando la creación de una cátedra de Neurofisiología forense con la Universidad San Jorge, que podrá volverse tan compleja como uno quiera, si se encuentra la inversión necesaria. Uno de los objetivos sería formar, como centro de referencia incluso europeo, especialistas en la aplicación al análisis pericial de la onda P-300, pero no solo de ella, también de otras como la M-400, que tenemos muy estudiada por su relación con el lenguaje.