El joven acusado de provocar la muerte de un guardia civil al saltarse un control de tráfico en Barbastro (Huesca) ha reiterado que no tuvo la intención de provocar los hechos y que fue el propio agente quien se agarró al volante del coche cuando emprendió la huida.

Este es el contenido sustancial de la declaración hecha por el joven, cuyo juicio se ha iniciado hoy en el Juzgado de Menores de Huesca a pesar de haber cumplido ya los 18 años, ya que cuando ocurrieron los hechos, el pasado mes de marzo, tenía aún 17.

El joven, interno desde entonces en una residencia para menores próxima a Zaragoza, se enfrenta a cargos por conducción temeraria en concurso con atentado, homicidio y lesiones, delitos por los que el fiscal solicita 8 años de internamiento y otros 5 de libertad vigilada.

El representante de la acusación particular en nombre de la familia del agente, Mariano Tafalla, eleva la petición de internamiento a 10 años dada la gravedad y la supuesta intención "dolosa" del joven al emprender la huida.

Este letrado reclama, además, medidas de libertad vigilada de 3 a 5 años para los tres menores de entre 14 y 17 años que viajaban en el coche, entre ellos la esposa del acusado, al entender que están involucrados en los hechos, al menos como encubridores.

Por su parte, la letrado de la defensa, Cristina Dolcet, solicita la absolución del joven al entender que no hubo intención de causar la muerte del agente, un guardia civil de 54 años llamado José Antonio Pérez al que le quedaba poco tiempo para pasar a la reserva.

Los hechos ocurrieron la noche del 4 de marzo de este año en un control de alcoholemia ubicado en una rotonda de acceso a la localidad altoaragonesa de Barbastro.

El escrito de acusación de la fiscalía señala que el menor, que había cogido previamente la llave del coche de su padre, se negó a hacer caso a la orden de detener su vehículo y emprendió una huida en la que estuvo a punto de arrollar al compañero del agente atropellado.

Al parecer, el agente fallecido introdujo su brazo derecho por la ventanilla del coche para instar al menor a que se detuviera, pero éste aceleró el vehículo al máximo y arrastró al agente a lo largo de más de medio kilómetro antes de chocar contra una bionda y después contra un turismo en el que viajaban tres personas.

Tras la primera sesión del juicio, que se ha celebrado a puerta cerrada al tratarse de menores, la letrado de la defensa ha insistido en que tanto el acusado como sus compañeros habían reiterado que fue el propio agente quien se sujetó del volante y trató de introducirse en el coche en carrera.

La abogado ha explicado que éste joven no había explicado los motivos por los que no detuvo el vehículo, pero ha apuntado a que la falta de experiencia, la "rapidez del momento" y la carencia de permiso de conducir habrían influido en lo ocurrido.

Por su parte, el letrado de la acusación particular ha apuntado que la primera sesión del juicio había sido "muy esclarecedora" en relación a todo ocurrido en relación a la muerte del agente y la posterior huida de los menores hasta su posterior detención en sus respectivos domicilios.

Este abogado, a tenor de las manifestaciones hechas por los agentes de la Guardia Civil que elaboraron el atestado y la efectuada por el propio compañero del fallecido, han puesto en duda que el agente atropellado se agarrara él mismo de forma instintiva por motivos de seguridad.

"Que los menores digan lo que quieran", ha subrayado el letrado, para quien la versión del acusado y de sus compañeros no se ajusta a la realidad de lo ocurrido.

El juicio continuará mañana con las declaraciones del resto de testigos que presenciaron el accidente así como de los peritos médicos.