Juan Abarca Cidón, Secretario general del IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad) y Director General de HM Hospitales, está considerado el alma mater de la privatización de la sanidad madrileña. El pasado jueves impartió una conferencia en Zaragoza dentro de las jornadas organizadas por el Aula Montpellier en las que se abordó el futuro inmediato de la colaboración público-privada. Actualmente, el IDIS representa un elevado peso en el sector sanitario privado español. Entre sus miembros se encuentran 127 hospitales y 11 compañías aseguradoras, además de otros actores del sector sanitario.

--¿Qué modelo sanitario propone?

--No defendemos un modelo particular, sino la sanidad más eficiente posible. Sabemos de las dificultades que tiene el sector público para ser sostenible y si la Administración no es capaz de hacer que las cosas funcionen y de mejorar su gestión, habrá que funcionar con conciertos o concesiones administrativas. Aunque parece ser que es ahí donde está la polémica, pero lo que se hace es trasladar y externalizar la gestión sobre un concesionario. Está claro que los conciertos con la sanidad privada suponen un desahogo de las listas de espera y permiten a la pública ofrecer asistencia sanitaria en aquellas zonas geográficas en las que no cuenta con infraestructura suficiente, pero no hay una única forma válida y la Administración pública dirige la sanidad de la forma más eficiente posible. Pero si no encuentra la que considera más adecuada, nosotros presentamos propuestas que cuentan con un alto grado de satisfacción por parte de los usuarios y que, salvo por motivos ideológicos, no provocarían ningún problema. Se trata de establecer la colaboración entre lo público y lo privado.

--¿Con qué objetivo?

--La colaboración público-privada va mucho más allá de la gestión y es necesario hablar de esa integración de los dos modelos en favor siempre del paciente y que el que pueda elegir, lo haga pero no tenga problema en el acceso al otro modelo. Los contratos de concesión permiten dar respuesta a la insuficiencia financiera de la Administración pública ofertando una solución sanitaria en la que la Administración controla y limita todos los resultados y se transfiere al sector privado el riesgo de la construcción y la puesta en marcha de las infraestructuras sanitarias que, pasado un periodo de años, retorna a la Administración. Además, ofrece soluciones basadas en la innovación y las eficiencias en las gestión del sector privado, llevando estas capacidades al público. A través de este modelo de concesión, se obtiene un coste de al menos un 25% inferior a la media de la gestión. Asimismo, potencia al profesional, apuesta por la gestión por competencias, y reconoce y premia la carrera profesional, aunque su mayor valor para los ciudadanos es su mayor accesibilidad a los centros sanitarios, reduciéndose las listas de espera y contando con una mayor amplitud de horarios, recibiendo el ciudadano un trato personalizado y cercano

--¿Cree que se está demonizando el concepto privatización?

--La sanidad pública tiene deficiencias evidentes a todas luces. El problema, reitero, es laboral o ideológico y, estando como estamos, ni una ni otra cosa tienen sentido. Tiene que imperar la atención al ciudadano. Yo no sé cuál es el mejor modelo para Aragón u otra comunidad y es la Administración pública la que tiene que decirlo. Lo que nosotros sostenemos es que la gestión privada no reduce la calidad ni la satisfacción, ni mucho menos. Más bien se trata de externalizar esa gestión porque sea la fórmula que una Administración pública considere más adecuada, aunque teniendo claro que no se puede hacer en todas las comunidades autónomas porque ningún gestor va a ir a un sitio que no ofrezca unas condiciones determinadas y quizá ninguno asuma el riesgo en un lugar donde, por ejemplo, no hay población suficiente. Estoy hablando, por ejemplo, de Teruel, aunque ya le digo que no tengo ni idea acerca de si ese es el planteamiento que se pretende o no. Me refiero a que tendría más sentido en Zaragoza porque hay más población. Además, este sistema tiene otra ventaja que es el adelanto del dinero, pero ya le digo que lo ideal es que la pública sea capaz de gestionarse a sí misma de forma eficiente.

---¿Cree que el actual sistema sanitario llegará a estar abocado a la privatización?

--No. Lo único que importa es el sistema sanitario y la satisfacción del paciente y a lo que estamos abocados es a la colaboración entre la sanidad pública y la privada pero no necesariamente por la gestión privada de la sanidad pública. No creo que sea necesario y es un tema de reivindicación laboral porque, entre otras cosas, España es el único país donde sus médicos son funcionarios y eso conllevaría problemas que no podrían solucionarse de un día para otro porque el margen de maniobra es reducido con todo el personal fijo.

--¿Le ha consultado algo Aragón acerca del modelo madrileño?. El PP autonómico ha reconocido recientemente que le gusta y que se plantea su aplicación en esta comunidad.

--No lo ha hecho, pero dentro del IDIS están instituciones como la clínica Quirón, con la que seguro que han hablado. Se trata de la potenciación de la sanidad privada aragonesa al sistema sanitario aragonés. Estoy seguro de que la Administración no hace nada que no le merezca la pena y si ha decidido ahora derivar a clínicas privadas para reducir la lista de espera, le saldrá más rentable que hacerlo en los hospitales.

--El Gobierno de Aragón planea la centralización de laboratorios a través de una sociedad público-privada. ¿Cómo lo valora?

--Me parece fenomenal todo lo que sea sinergia y centralización porque favorece la gestión eficaz. Yo digo que no es cuestión de privatizar sino de empresarializar la sanidad, es decir, dotarle de criterios empresariales y que se gestione eficientemente. Y eso pasa por centralizar. Si Aragón ha optado por la gestión mixta será porque ellos no tienen recursos para hacerlo tan eficientemente como lo puede hacer la empresa privada.