--Su novela se mueve a varias escalas: la humana, con sus afanes, amores, envidias..., y luego la escala en la que se mueven las partículas subatómicas, por no contar el nivel de las estrellas de neutrones.

--Ese es el mecanismo director de la novela. El personaje del científico y el entorno que rodea a la ciencia no ha sido prácticamente tocado en la literatura. Hemos tenido novelas de todos los tipos, de policías, de guerreros...

--De ciencia ficción...

--La ciencia-ficción tiene el inconveniente de centrarse básicamente en objetos que hacen cosas maravillosas y, por ese camino ir hacia la magia.

--Dejando de lado la explicación del mundo

--La literatura ha explorado todos los arquetipos imaginables; sabemos muchísimo del detective (por las novelas, no porque conozcamos detectives) y también al cirujano, al policía o hasta el piloto de avión. Pero el científico sigue siendo el Dr. Jekyll, el sabio loco, el friki metido en su torre de marfil, el hombre con una bata blanca que dice cosas mágicas. Y ocurre que el científico es un señor de su época.

--Que, además, tiene imaginación y se asombra

--Si; y en eso se parece al artista, al escritor, en que es un tío que necesita entender el mundo, explicárselo; pero, por lo demás, tiene sus ambiciones, sus limitaciones y sus cosas. Es el gran incomprendido de una época tecnológica, donde la ciencia está por todos los lados.

--¿Los módulos del centelleador líquido existen de verdad?

--Yo soy físico. Y no creo que vaya a hacer una novela sobre unos pasillos secretos del CERN que conectan al Vaticano o alguien que corre por ahí con maletas de elementos. En ese detector he trabajado yo. Sé exactamente lo que hace y quiero maravillar con él. El centelleador líquido es maravilloso porque es real. No es un objeto mágico.

--¿También es real el plasma de quarks que se trata de fabricar en el CERN?

--Ese plasma se ha encontrado. En el interior de una estrella de neutrones la presión puede llegar a ser tan grande como para romper los protones y los neutrones. Cuando eso ocurre, los quarks pueden moverse libremente en una especie de sopa, en lugar de estar confinados en el interior de los núcleos, como ocurre en la materia. Tenemos evidencia por experimentos anteriores y en el CERN se va a encontrar.

--¿Existe incluso la materia extraña que al interaccionar con la materia desencadena una fusión atómica devastadora?.

--La materia extraña es la única parte que es ficticia. Naturalmente, yo tengo que crear un thriller, que el lector me siga, que se emocione, que haya una excusa narrativa. Pero estamos convencidos de que la materia extraña también se forma en las estrellas de neutrones.

--¿Se podría crear en el CERN?

--De tan improbable, es prácticamente imposible. Recientemente han aparecido unos denunciantes en el New York Times, que aluden a la posibilidad de que estas burbujas extrañas metaestables y con carga negativa se formen en el CERN y piden que se pare.

--¿Habían leído su novela?

--No. Llevan diez años. Esa es la excusa narrativa que yo tomo.

--Usted explica que desde el Nobel de Rubbia, en 1984, el CERN no ha realizado ningún descubrimiento que interese a los políticos

--La ciencia que nosotros hacemos es una ciencia básica, elemental, que luego se aplica o no. Pero es cara. Bueno, si la comparamos con la guerra de Irak no es cara. Es un problema continuo de la directora del CERN. A ver cómo convenzo yo a un político de una cosa de la que no entiende nada, que le suena a nombre de electrodoméstico, de que me pague mil millones.

--Y se ahonda el aislamiento social del científico.

Cuando la gente me pregunta sobre mi profesión yo respondo que hago física de neutrinos. Tengo en la puerta de mi despacho un recorte del New Yorker donde se ven a unos filósofos en huelga: No más exploraciones metafísicas hasta que nos suban el sueldo. ¿Y a quién le importa? Un poco así. La novela intenta decir: Oiga, no somos tan raros, y lo que hacemos le afecta a usted continuamente.

--La televisión, los móviles...

--O la web, que es algo que se inventó en el CERN, entre grupos de científicos que necesitaban un sistema para comunicarse. Buscando el plasma de quarks se provoca una revolución en otro ámbito.

--Su novela puede leerse en clave de divulgación científica.

--Es cierto que desde el punto de vista técnico yo tengo que utilizar mi propio lenguaje, que son abstracciones matemáticas, y no se lo puedo explicar a un lego de manera fácil, igual que un músico no puede hacerlo en lo suyo. Pero estamos obligados a explicar la Naturaleza. Y la Naturaleza se puede explicar en palabras sencillas. Mediante la divulgación científica y también a través de la ficción.