La Policía de Zaragoza busca en empresas proveedoras de internet nuevas pruebas sobre la autoría del crimen de la calle de Juan Porcell, cometido el pasado día 15 y atribuido a Moisés Jesús A. S., de 31 años y vecino de la localidad asturiana de Mieres, que se encuentra en prisión preventiva.

En esa fecha fue asesinado de 21 puñaladas José Luis Hernández Gil, de 28 años, y la Policía tardó menos de dos días en detener al presunto homicida, que se relacionaba a través de internet con la novia del fallecido desde hace un año. El sospechoso negó ante el juez que conociera a la víctima y que le hubiera llamado por teléfono para conducirle a una trampa donde le mató.

Sin embargo, los investigadores creen que no sólo conocía a la víctima, sino que incluso sabía la clave de su cuenta on line , de la que habría extraído dinero fraudulentamente. Según esta hipótesis, el homicida llevaba tiempo estudiando a su víctima y se habría preparado una coartada con antelación al crimen.

Hernández fue conducido al portal de la calle donde fue asesinado mediante mensajes por teléfono móvil. El criminal simuló ser una mujer que quería contactar con el joven. Este, aficionado a los juegos de rol, aceptó la propuesta de la presunta mujer, a la que no conocía, y siguió las instrucciones hasta que llegó al escenario del homicidio.

A falta de que los laboratorios de Madrid confirmen algunas de las pruebas científicas que se han practicado, la huella de las zapatillas intervenidas al sospechoso y la prueba del ADN al contrastar los restos orgánicos hallados junto al cadáver y la muestra de saliva que se tomó al detenido, sólo se dispone de una serie de indicios para implicar a Moisés, aunque suficientemente consistentes para justificar su prisión preventiva incondicional.

Ahora, la Policía busca en las empresas proveedoras de internet pruebas que desvirtúen la declaración prestada por el detenido en el juzgado y que quiebren su postura de negar toda relación con los hechos. Aunque el juez instructor ha oficiado para recabar de los proveedores documentación sobre el uso de internet durante el último año por el sospechoso y de la compañía de telefonía móvil para confirmar si éste utilizó su aparato para tender una trampa a la víctima, la reunión de estas pruebas es muy lenta.

El detenido ofreció al juez una versión similar a la que había contado a sus vecinos y amigos de Mieres antes del crimen. Según manifestó, la relación con la novia del fallecido era más profunda de lo que reconoció ésta e incluso dijo que ella le reservaba habitación en el hostal donde se hospedaba, en el sector de la avenida de Valencia.

FABULACION Es la misma historia que había relatado a sus allegados. Todos creían que Moisés tenía una novia en serio en Zaragoza. A ellos les explicó detalles íntimos de la joven y de sus relaciones con otras personas que pudieran considerarse ofensivos para la joven. La Policía sospecha que esta historia es una fabulación del presunto homicida y falta por determinar hasta qué punto se la llegó a creer él mismo.

Aunque todavía no se ha realizado ningún estudio psiquiátrico del sospechoso, fuentes cercanas a la investigación manifestaron que el carácter de éste tiene rasgos esquizoides y que la propia fabulación que había creado sobre su relación con la joven derivó en unos celos enfermizos que le llevaron a matar a su novio, quien se interponía en sus aspiraciones.

Es previsible que una vez que se formalice el auto de acusación, que ya ha incumplido el plazo de cinco días que establece la Ley del Jurado, las partes soliciten un análisis psiquiátrico del sospechoso, porque, en el caso de que estos rasgos esquizoides fueran muy fuertes, el crimen podría ser inimputable, una posibilidad que rechaza la Policía.

El abogado del detenido, José Antonio Ruiz Galbe, ha manifestado que, de momento, su única línea de defensa se apoya en la versión autoexculpatoria de su cliente.