Un juez de Tarazona investiga un posible caso de envenenamiento relacionado con la violencia de género ocurrido el año pasado en una localidad de la zona, que no se facilita para preservar el anonimato de los implicados. Los indicios recabados hasta el momento apuntan a que el investigado pudo envenenar a su mujer con medicamentos que él usaba, lo que provocó que ella sufriese un accidente de tráfico, que se saldó sin lesiones.

Los hechos que investiga el juez ocurrieron el pasado mes de abril, poco después de que la pareja hubiese iniciado formalmente los trámites de divorcio.

La mujer había quedado a primera hora de la mañana con un amigo para que le ayudase a hacer la mudanza, pero cuando hablaron por whatsapp él notó que escribía de forma extraña, por lo que le pidió que le enviase audios, y constató que no hablaba con normalidad. Algo que confirmó totalmente cuando la vio llegar tambaleante, como ebria, al bar donde habían quedado.

Ella le explicó que había sufrido un accidente de tráfico al estrellarse con una casa, por lo que fue multada, pese a que dio negativo en el test de alcoholemia. La acompañó a su casa porque decía estar muy cansada, y de hecho se quedó dormida en el sofá. Cuando despertó, no recordaba nada de lo que había hecho desde el café del desayuno.

La mujer tenía el móvil apagado, lo que también le extrañó, porque siempre lo llevaba cargado, y cuando lo encendió tenía siete llamadas perdidas de su marido. Al llamarle, lo primero que le preguntó es que si estaba bien.

Por la tarde, la mujer comenzó a sospechar que el hombre podría haberla envenenado, y el análisis de sangre que le hicieron en un hospital zaragozano confirmó que tenía restos de diazepam, que tomaba su marido.

A esto se une el hecho de que la mujer había recibido varios avisos de cambios de contraseña en redes sociales, y de intentos de su correo laboral, que ella no había efectuado.

Cuatro meses después, cuando le pareció que el comportamiento de su ex iba a peor, denunció los hechos ante el juez.