La reapertura del mítico club Papiro de la capital aragonesa se truncó a los pocos días, después de que una mujer denunciara a su propietario por explotarla sexualmente. Ahora el titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza, Eduardo López Causapé, acaba de achivar provisionalmente esta causa, resaltando que no hubo explotación sexual en dicho establecimiento situado en la carretera Logroño, en la zona conocida como el Madrazo.

Junto al dueño de este local también fue detenido otro hombre que, supuestamente, también la obligaba a prostituirse en la zona de la calle Conde Aranda, y una mujer que era, al parecer, la que le controlaba en el interior del club Papiro.

El magistrado señala que la única prueba existente en este asunto es la versión de la mujer que la califica de «contradictoria». Resalta, por ejemplo, que si en la denuncia en la Policía dijo que era amenazada y golpeada con un bate de béisbol, en su posterior declaración durante la instrucción llegó a decir que «jamás había visto un bate de beísbol». También negó haber sufrido cualquier tipo de agresión y aclaró que el taxista que le trasladaba al club jamás la amenazó ni la coaccionó para que se introdujera en el vehículo. Afirma que el único testigo que hay en este asunto «habla por referencias, pero no porque haya visto que la denunciante fuera explotada».

RETENCIÓN DEL DINERO

La mujer dijo que le retenían el dinero que ganaba en el interior del establecimiento y aportó unas anotaciones con las que corroborarlo. Sin embargo, el juez da por válido el testimonio de dos compañeras de ella, quienes apuntaron que esos manuscritos los realizan para su propia seguridad y que el dueño «solo cobra por el uso del local, bien sea por hospedaje o por media pensión, pero no por servicios ni copas que suministran en el interior del mismo». Los abogados defensores, José Luis Melguizo y Olga Oseira, habían pedido el archivo.