La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Jaca investiga si la abuelastra de Naiara, la niña de 8 años muerta en Sabiñánigo el pasado mes de julio, presuntamente tras sufrir una paliza a manos del hermano de su padrastro, presenció alguna de las torturas o «castigos» sufridos por la niña antes de morir.

La investigación deriva de un supuesto que figura en un reciente informe del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, en el que se menciona la presencia de rastros genéticos de la mujer en una camiseta de la niña y en una toalla, localizadas en el escenario de los hechos.

En un informe anterior, presentado en el juzgado en octubre del año pasado, los investigadores se referían a la necesidad de precisar las razones por las que en la toalla aparecían manchas de sangre sin el perfil genético de la niña, pero con rasgos de otra persona identificada como Mujer 2.

Esta petición fue apoyada por la Fiscalía en un escrito en el que consideraba la práctica de dicha prueba «necesaria y proporcionada» para el esclarecimiento de los hechos.

El informe definitivo presentado en el juzgado por el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, a mediados del pasado mes febrero, compara las muestras genéticas de la Mujer 2 con las de la abuelastra y los considera coincidentes en un alto porcentaje.

Un mes después de la práctica de esta prueba, propuesta inicialmente por la acusación particular en representación del padre biológico de Naiara, el fiscal solicitó la imputación de los delitos de violencia psíquica y física habitual y contra la integridad moral y torturas a la abuelastra de la niña y a su padrastro, ya encausados por presuntos maltratos continuados.

Según las fuentes citadas, la instructora del caso podría ordenar en los próximos días una prueba testifical para interrogar a la abuelastra en torno a los datos genéticos obtenidos, ya que esta, en su día, se negó a declarar. La mujer perdió la tutela de dos nietas menores de edad, que presuntamente fueron obligadas a participar en las torturas sufridas por la niña. Dos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) destacaron la tendencia al «autoritarismo» de la ahora investigada.