Tres vecinos de Tauste se sentaron ayer en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza por una pelea nocturna ocurrida en abril del 2015. Una trifulca cuya investigación fue iniciada por unos hechos mucho más graves, como son las irreversibles lesiones cerebrales que sufrió un joven, sobrino de uno de los juzgados ayer, que fue hallado en el centro de salud de la localidad y erróneamente diagnosticado como borracho y drogado. Finalmente los tribunales decretaron que sus lesiones no tenían nada que ver con la pelea, ni siquiera con una negligencia médica, y ayer en la sala no se dirimió nada de este asunto.

Lo único que está pendiente de sentencia es saber si, como cree el fiscal, sobre las 4.00 horas del 25 de abril del 2014, Iñaki E. R. se acercó a Álvaro C. B. para recriminarle un enfrentamiento con su sobrino Víctor (el citado joven), y le lanzó un puñetazo que degeneró en pelea. En ella intervino un tercero, Marino C. F., que golpeó a Iñaki para defender a su amigo, al parecer con una botella, y le causó una brecha que requirió de puntos de sutura.

Fiscalía pide para los dos intervinientes iniciales penas de 600 euros de multa por falta de lesiones, y para el tercero, 2.700 euros por delito. La víctima del botellazo, representada por el penalista Javier Notivoli, lo eleva a dos años de prisión, mientras los otros dos implicados, asesorados por el letrado Sergio Baquero, acusan a Iñaki E. R. de ser el único responsable y le piden 1.800 euros.

Esto será lo único sobre lo que deberá pronunciarse la jueza. Pero tras la pelea, Iñaki E. R. fue al centro de salud acompañado por su sobrino, que en un momento dado se metió en una sala de espera y perdió el conocimiento (como, según algún testigo, ya había hecho en el bar).

Allí le encontraron, y concluyeron que iba borracho y drogado, de hecho llamaron a su padre para que le recogiera. Este se lo llevó como pudo en la furgoneta, pero tuvo que volver de inmediato por el grave estado del joven. Fue llevado en ambulancia a Zaragoza y operado de urgencia en el Clínico, pero le quedaron graves secuelas cerebrales que aún arrastra.

El juzgado de Ejea, avalado luego por la la Audiencia de Zaragoza, ya dictaminó que ni fue consecuencia de la pelea ni de una negligencia médica castigable como delito; ahora queda pendiente la reclamación administrativa ante el Salud, tramitada por el abogado Ricardo Agoiz.