No es el primer investigador ni será el último, pero sí es el único que va a coordinar un proyecto pionero de cáncer infantil que, si da los resultados esperados, podría cambiar para siempre la vida de los menores afectados. Aragonés, amante de su tierra, enamorado de su trabajo y de su familia, Julián Pardo no se considera un extraterrestre por afrontar un proyecto que podría dar la vuelta al mundo. «Tengo los pies en el suelo», afirma.

La iniciativa, con una inversión de 450.000 euros (200.000 son por parte de Aspanoa) y una duración de cinco años, buscará tratamientos de inmunoterapia más eficaces contra leucemias y neuroblastomas, enfermedades que representan el 40% de los cánceres infantiles. Pardo no estará solo en esta aventura. Cuenta con el respaldo de un equipo «competente y muy preparado», dice, en el que, además, está su mujer Eva Gálvez, científica del Instituto de Carboquímica del CSIC en Aragón. «Compatibilizamos el trabajo y la familia como podemos. Nos comprendemos, sabemos lo que hay y nos acoplamos, pero discutimos como todas las parejas. Es difícil llegar a casa y desconectar de nuestro día a día», explica.

Tienen tres hijos (uno de 9 años y dos gemelas de 6) y el inicio de este proyecto en Aragón les permitirá una estabilidad. «Hemos viajado y seguimos viajando mucho, pero ahora jugaremos en casa y es un orgullo que en tu tierra te apoyen y apuesten por tu grupo de trabajo con esta financiación», dice él. «Con una familia grande se reducen los viajes, hay que priorizar, porque ellos estarán siempre pero la investigación no es eterna. Hay que cuidar esa parte personal», confiesa. Pardo estudió Química en la Universidad de Zaragoza, se doctoró en Inmunología y pasó tres años en Friburgo (Alemania). Volvió a la comunidad en el 2008.

«Desde que terminé la carrera supe que quería investigar», confiesa. Pero no solo el cáncer y las células NK (asesinas naturales) están entre sus líneas de trabajo, sino que sigue trabajando con enfermedades autoinmunes inflamatorias reumatoides, sepsis o colitis ulcerosa.

Curar al paciente

El investigador, ante la posibilidad de hallar una solución al cáncer, no quiere «vender humo» en sus afirmaciones. «Es un tema muy complejo. Creo que, más que curar el cáncer, a lo que podemos aspirar es a curar a pacientes que lo padecen. Cada afectado es diferente a otro. Por ejemplo, hace 30 años el cáncer de pecho no era como ahora, los pacientes ya se están curando», dice. Y añade: «Eliminar o curar todos los cánceres, actualmente, es complicado. Hay que tender a cronificar la enfermedad y a que la calidad de vida de una persona sea buena. Se deben mejorar tratamientos, que sean menos tóxicos».

Pardo y su equipo abrirán una puerta y su protocolo «puede ser factible» para minimizar el ataque del cáncer. Están a punto de empezar a andar y son optimistas. «Las posibilidades de lograr inmunoterapia más exitosa, con la información que manejamos, son bastantes altas. Pero que nadie crea que con esta investigación vamos a curar el cáncer, porque no es así», reiteró. La financiación es «suficiente» para la primera fase. Después, para el ensayo clínico, tendrán que «convencer a las autoridades» de sus posibilidades de éxito. «La base del proyecto está, pero el trayecto es largo. Necesitaremos infraestructuras y recursos».