La muerte del joven rumano Robert Racolti, de 24 años, de un disparo en la cabeza en la bodega de Francisco Canela Grima fue fruto de una imprudencia cometida por este en un forcejeo. Así lo consideró el jurado en el veredicto emitido ayer por la tarde en la Audiencia Provincial de Zaragoza, y con ello rebajan el horizonte penal de Canela de los 25 años que pedía inicialmente la acusación particular a los cuatro años que tuvo que solicitar la Fiscalía, y ya ha cumplido 20 meses.

El jurado consideró probado prácticamente todo lo que, desde un principio, sostenían Canela y sus abogadas, Soraya Laborda y Laura Vela. Esto es, que Canela, que era amigo de Verónica Zlatar, abandonó la relación cuando esta comenzó a salir con Robert Racolti, unos dos meses antes del día de los hechos, el 10 de enero del año pasado.

NOTAS / El vecino de Ricla comenzó a recibir notas que este consideró ofensivas -incluída una que tenía dibujado un pene y la frase «si te atragantas, escupe»-, y que él atribuyó a Verónica.

Tras hablarlo con ella por whatsapp, y yendo borracho y drogado tras día y medio de juerga, les citó a ella y a su novio en la bodega, advirtiéndoles que les iba a denunciar por los anónimos. Y estos, temerosos de que lo hiciera (según considera el jurado), acudieron a la cita para quitarle las pruebas.

Sin embargo, Canela llevaba encima una pistola antigua de su padre (en el juicio dijo que la tenía bajo un hule), por el miedo que le daba Racolti, al que no conocía. Había oído que era mala gente y habían detenido a la pareja por llevar marihuana.

Así las cosas, cuando los tres entraron en la bodega, Canela efectuó un tiro al suelo, para asustarlos, esperando que huyeran. Ella lo hizo, pero él comenzó a forcejear con Canela, y ambos acabaron cayendo al suelo al fondo de la bodega, donde se produjo el disparo mortal. Para el jurado, se produjo de forma fortuita.

Tras el disparo, Canela salió a la calle gritando «lo he matado, lo he matado», lo que para los nueve hombres justos fue una ayuda en la investigación de la Guardia Civil, y volvió «rápidamente» a intentar ayudar a la víctima taponándole la herida. Racolti sobrevivió unas horas, pero acabó por fallecer en el hospital con el cerebro destrozado por la bala.

El veredicto refleja que el alcohol (solo se nombra la cerveza específicamente) disminuyó levemente el juicio de Canela en el episodio (atenuante de embriaguez), su confesión del crimen y el miedo insuperable que tenía a la víctima. Que le ayudase (reparación del daño) no se lo reconocen como tal, ya que objetivamente no sirvió de nada, al ser la herida mortal de necesidad.

En cualquier caso, en delitos por imprudencia las atenuantes no rebajan automáticamente la pena, sino que tendrá que ser el juez, Francisco Cantero, quien las valore a la hora de imponerla.

Esta ya no incluirá las amenazas a Verónica por las que le acusaban ni el intento de matarla, al no figurar como probadas.

Así las cosas, la Fiscalía rebajó su petición inicial de 19 años a cuatro, a los que se adhirió la acusación particular, ejercida por Cristian Anghel y Mariano Montesinos en nombre de la familia de la víctima. Ambos anunciaron recurso. La defensa solicitó la pena mínima, un año, y pidió la libertad de Canela.

«Siento la muerte de Robert, no creo que lo supere. Es una cruz que llevo, aunque ahora esté alegre por el veredicto», afirmó aquel en su última palabra. «Gracias al jurado y a mis abogadas», añadió.H