El Justicia de Aragón ha dado la razón a los ciudadanos de Garrapinillos que denunciaban el incumplimiento de las frecuencias de la línea de autobús que enlaza el barrio rural con el centro de Zaragoza. A través de un escrito, ha instado a la Diputación General de Aragón (DGA) a aumentar la vigilancia para garantizar que se cumplan los horarios, con una cadencia de lunes a sábado de 30 minutos.

Pese a reconocer que la frecuencia es adecuada a las necesidades de la población, los técnicos de la institución del Justicia estiman que existen graves irregularidades en momentos puntuales que pueden producir perjuicios laborales y familiares a los viajeros. "El cumplimiento de los horarios previstos es una obligación esencial expresamente contratada que el transportista no puede eludir a su libre voluntad, puesto que el viajero contrata el servicio confiado en su cumplimiento", sostiene el informe.

El documento se ha elaborado a raíz de la queja de una usuaria de la línea, quien informó a la institución que preside Fernando García Vicente de que durante tres semanas habían fallado diariamente 2 o 3 autobuses. "El 24 de mayo el bus que tenía que salir de Zaragoza a las tres de la tarde no salió y en el de las tres y media íbamos 50 personas sin aire acondicionado", relató la afectada.

En su reclamación, aparecen también alusiones a las averías que se producen en la flota de autobuses "con regularidad" y a las dificultades de acceso para las personas mayores. Ante la enumeración de incidencias, el Justicia ha sugerido también a la DGA que estudie la renovación de los autobuses de mayor antigüedad y que proceda a adaptarlos a la normativa sobre barreras arquitectónicas.

Actualmente, la flota disponible para la línea Zaragoza-Garrapinillos se compone de cuatro autobuses de tipología urbana de uno, dos y cinco años (de estos hay dos vehículos) y otros dos más de reserva de diez y quince años. En total, a lo largo de un día laboral realizan 36 expediciones en cada sentido. De ellas, 27 se prolongan hasta la urbanización Torre Pinar (cerca ya de Utebo) y catorce a Torre Medina (próxima a Pinseque).

CARENCIA DE ABONOS Por último, Fernando García Vicente subraya la discriminación que padecen los ciudadanos de los barrios rurales de Garrapinillos con respecto a los que residen en el casco urbano de Zaragoza ya que en los primeros no se ha implantado el sistema de pago del autobús mediante abono. Por este motivo, el Justicia insta al Gobierno de Aragón a estudiar la viabilidad de su puesta en funcionamiento y su venta en estancos o establecimientos de fácil acceso a los ciudadanos.

Se trata ésta última de una constante reivindicación vecinal no sólo en Garrapinillos sino en el resto de los barrios rurales de la ciudad, sobre todo, en aquellos más populosos como Casetas. Desde el momento en el que se reciba la comunicación del Justicia de Aragón, la DGA dispone de un mes para comunicar si acepta o no la sugerencia.