El Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, ha abierto un expediente de oficio con el objetivo de contribuir a buscar una solución que permita la reapertura del economato social de la Fundación Cruz Blanca, en Huesca, que se ha visto obligado a cerrar sus puertas ante la falta de subvenciones públicas.

Hasta el momento, esta iniciativa se financiaba con cargo al 0,7% del IRPF destinado a actividades de interés social, que distribuía directamente la Administración General del Estado entre las entidades de carácter social que concurrían a la convocatoria correspondiente.

Una sentencia del Tribunal Constitucional del año pasado, negó al Estado la competencia para gestionar estas cantidades, lo que se ha traducido en la reducción de la subvención anual que recibía Cruz Blanca y en los recortes en sus distintos programas de inserción social y laboral, entre ellos, el cierre del economato.

En opinión del Justicia de Aragón, «los problemas jurídicos y competenciales no pueden poner en peligro el sistema de asignación de fondos para fines sociales, lo que supondría un retroceso en la respuesta de la Administración para hacer frente a la exclusión social y a la vulnerabilidad».

PROGRAMA SOCIOLABORAL

El proyecto empezó hace tres años, empujado por las graves consecuencias de la crisis económica, para proveer de lo más necesario, en cuanto a alimentación, higiene y limpieza, a personas y familias con escasos recursos, al tiempo que se favorecía su autonomía.

Por todo ello, Fernando García Vicente se ha dirigido a la Secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, a la Administración autonómica y al Ayuntamiento de Huesca con el fin recabar información y «empujar una solución coordinada». El objetivo último ha de ser, según el Defensor del Pueblo aragonés, encontrar la fórmula para compensar la pérdida de las ayudas económicas a la Fundación Cruz Blanca, garantizando la continuidad del economato.

«No está solo en juego el economato», subrayó ayer el hermano Juan Vela, uno de los responsables de la fundación. «Este servicio, que es bastante novedoso, forma parte de un programa de incorporación sociolaboral del que se han beneficiado estos años en torno a 2.000 personas», afirmó.

Vela, que mostró su agradecimiento a las administraciones, los voluntarios y los profesionales que han hecho posible la iniciativa, señaló que la experiencia desarrollada por Cruz Blanca ha merecido la atención de otros países.

«Se trata de sacar a las personas de la pobreza dándoles para ello las herramientas necesarias», continuó. Por ejemplo, el economato funcionaba con una moneda alternativa que los beneficiarios obtenían con sus actividades. El programa incluía además la impartición de cursos de formación sobre materias muy diversas.