Delicado caso fue el que ayer tuvo que ser juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza. En el banquillo se sentó un padre por, supuestamente, violar a su hija y dejarle embarazada en dos ocasiones. En una de ellas no pudo dar a luz, ya que el procesado, supuestamente, le obligó a tomar una mezcla entre agua y lejía que la hizo abortar.

La vista oral se celebró a puerta cerrada, si bien este diario pudo saber que el encausado, Francisco D. J. rechazó rotundamente los hechos que se le imputan. Mientras, la madre y la chica, que tenía 11 años cuando fue agredida sexualmente, mantuvieron la misma versión de los hechos por los que está acusado.

La hija señaló, según estas fuentes, que diariamente fue obligada a mantener relaciones sexuales cuando tenía 11 años por parte de su progenitor. Al parecer, le amenazó de muerte y le agredió físicamente para satisfacer lo que la Fiscalía calificó de "torpes instintos sexuales".

Esta situación se mantuvo prolongadamente hasta los 17 años, salvo épocas en las que la madre de la menor decidió marcharse con ella y otro hijo a Cantabria.

EMBARAZO

Cuando la joven cumplió 17 años, en el verano del 2012, se quedó embarazada de su padre, tal y como se señala en los informes del Centro de Promoción de la Salud para Jóvenes del Ayuntamiento de Zaragoza. Ese niño no nació, ya que, tal y como declaró la víctima, el acusado le obligó a abortar mediante la ingestión de una mezcla de lejía y agua que le produjo un aborto. En aquella ocasión no fue a ningún médico.

Tras la interrupción del embarazo siguió, presuntamente, obligando a su hija a tener relaciones sexuales. Como consecuencia, volvió a quedarse embarazada y dio a luz, en febrero del 2014, a una niña en el hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza. Las pruebas de ADN señalaron que Francisco D. J. era el padre del bebé.

Los psiquiatras pertenecientes al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) mantuvieron que la víctima presenta un aspecto "depresivo" y también un "estrés postraumático incompleto" por el que necesita tratamiento. Aseguraron que su relato de hechos es creíble.

Durante la vista oral también salieron a relucir los malos tratos continuos por parte del padre hacia ella y su madre. Hechos que fueron denunciados, y por los que están acogidas por la Casa de la Mujer de Zaragoza.

La Fiscalía solicitó 22 años de prisión por un delito de agresión sexual, otro de aborto y otro de maltrato habitual. Además, pide que se le prohíba acercarse a su hija a menos de 200 metros durante 25 años y una indemnización de 30.000 euros. Por su parte, la víctima elevó la pena a 26 años de cárcel, además de 25 de alejamiento y 100.000 euros de indemnización. El acusado defendió su absolución.