El Gobierno de Aragón sigue en pleno proceso de optimización del gasto y el próximo objetivo ya lo tiene marcado: la denominada Casa de las Federaciones, instalada en el edificio Kasan deberá abandonar su actual emplazamiento este mismo año para marcharse al recinto Expo. Una decisión que ha causado revuelo entre las decenas de federaciones que se alojan allí ocupando alrededor de 2.000 metros cuadrados de su planta principal. Ahora, 21 años después de empezar a funcionar desde allí, tendrán que abandonar los cerca de 50 despachos que ahora ocupan para marcharse a Ranillas. Y lo van a tener que hacer "entre abril y agosto" que es el plazo que algunas de ellas ya tienen fijado en el calendario.

Al final, por mucho malestar que está generando entre las federaciones que allí están instaladas, lo que se persigue es ahorrar en el coste que supone para el Ejecutivo autonómico hacer frente a esos alquileres. Por eso, a pesar de trastocar el funcionamiento de federaciones donde trabajan decenas de empleados y por donde pasan centenares de visitantes cada día (entre federados, árbitros o entrenadores y responsables de clubes), dejar de pagar los centenares de miles de euros que le cuesta a la DGA bien le ha merecido la pena. Algunos apuntan que el gasto ronda el millón de euros para el Ejecutivo autonómico.

MOLESTOS La táctica, en este sentido, es la misma que se ha seguido con otras dependencias administrativas, que han dejado de gastar arrendamientos tan elevados en el centro de la ciudad para instalarse en la Expo a cambio de un alquiler menor y, en todo caso, que revierta en el propio Gobierno aragonés, por ser el accionista mayoritario con el 97,5% del accionariado de Expo Zaragoza Empresarial, sociedad pública a la que ahora tendrán que abonar el pago.

Pero la decisión no está exenta de polémica. En teoría, estas federaciones deberían acatar el traslado porque quien paga el arrendamiento es la DGA. Pero ha causado malestar porque las nuevas instalaciones les dejan en unas condiciones bastante diferentes a las actuales.

Ahora, cada federación dispone de un espacio cerrado y, a pesar de que la superficie varía, nadie carece de una habitación para el despacho del presidente y una sala de reuniones, imprescindible para la interrelación con todas las personas que intervienen en el desarrollo de las competiciones. Pero ahora irán a unas oficinas completamente diáfanas, todas juntas en un único espacio en el que los armarios que tendrán para archivar sus documentos serán los que actúen como separadores.

Aparte de eso, compartirán un mayor número de espacios comunes, entre ellos las salas de reuniones que habrá. Únicamente tres federaciones tendrán un espacio cerrado e independiente: la de atletismo, la de natación y la de balonmano, las que más federados mueven.