El servicio de alquiler por minutos de patinetes eléctricos es nuevo en Zaragoza pero no en España u otras ciudades europeas. Su funcionamiento podría compararse al de las motos, que lleva unos meses ya funcionando (con éxito), si no fuera porque el espacio a utilizar está alejado de la acera. La convivencia con el peatón le salió caro a la bicicleta, en forma de confusión en los ciclistas durante años porque lo que al principio se permitía un juez lo prohibió. De nada sirvieron las soluciones intermedias. Así que ese es el reto más complicado, convertirse en un habitante más del espacio reservado al viandante o ir a la calzada.

La firma Koko eligió Zaragoza para estrenarse porque el ayuntamiento está «abierto a la movilidad sostenible», porque «lo que funciona aquí es es extrapolable a otras ciudades» y «geográficamente es muy plana y tiene una infraestructura de carriles bici muy buena». «El patinete encaja muy bien aquí», afirmaban ayer los cofundadores de esta start up, Teo Ortega y Oriana Circelli, en su presentación en Zaragoza Activa.

Son conscientes de lo ocurrido con la bicicleta en el pasado y con el patinete en otras ciudades. Pero ven diferencias sustanciales. «Pensamos que el patinete no debería ir sobre la acera, es más adecuado sobre la calzada, porque no es un juguete. Aunque lo parezca, este es un medio de transporte serio con muchas ventajas. De hecho, hace que la gente use más el transporte público, porque esta es más una solución de última y primera milla que enlaza con el bus o el tranvía». Por ello confían en que no se reedite tal polémica. «No creo que tenga sentido que bicicletas, peatones y patinetes se peleen por el poco espacio que hay, nos deberíamos unir por ese espacio contra los coches». La velocidad de los patinetes, de 25 km/h en su caso, es «como la de una bicicleta a buen ritmo». Por eso opinan que «lo ideal es que vaya por la calzada».

Y respecto a lo ocurrido en ciudades como Valencia con otras empresas, como Lime, que el ayuntamiento acabó retirándolos de la calle y prohibiendo la actividad, «la gran diferencia es que nosotros siempre vamos de la mano con el ayuntamiento. No lanzamos por sorpresa nuestro servicio, sino que hablamos con el consistorio y nos coordinamos con ellos. Y en Zaragoza nos han recibido muy bien», explican ambos.

De hecho esperan la nueva ordenanza y que esta «tenga sentido para todos los actores» de la vía pública. Una de las dudas que les afecta es saber si el uso del casco va a ser obligatorio. «A día de hoy no lo es, pero para la utilidad de este servicio, que no lo sea facilita el uso espontáneo de las personas. Pero si lo es, podemos facilitar cascos para los usuarios», añaden.