-¿En las últimas semanas ha habido riesgo de ruptura en el Gobierno de Aragón?

-Asumimos un compromiso con la ciudadanía para desarrollar políticas de izquierda. Lo hicimos por responsabilidad. Pero es evidente que con la reforma de Sucesiones no se le informó a CHA de la estrategia que seguía el PSOE. Nosotros dejamos claro desde el principio que lo normal era pactar ese cambio en el seno de los partidos que estamos apoyando al Gobierno. Es evidente que tenemos una discrepancia en este asunto. Pero ya cuando comenzamos a gobernar constatamos que había diferencias en materia hidráulica, con Yesa o Biscarrués, en la organización territorial o en la unión de estaciones de esquí. Cuando empezamos a gobernar ya había cuestiones que nos separaban del PSOE. Nunca lo hemos ocultado. Hemos sido maduros al gestionar esta discrepancia y las hemos explicado. La ciudadanía tiene derecho a conocer las fricciones en el seno del Gobierno.

-¿Se sentirá cómodo redactando unos nuevos presupuestos con el nuevo impuesto de Sucesiones?

-Con el impuesto se han explicado las cosas muy mal. Y se ha instalado en la sociedad una creencia que es falsa. La mayoría de las personas que salen a la calle no van a abonarlo. Pagan unos pocos. Y sobre todo, aunque haya una reducción de ingresos no afectará a la inversión.

-Sin embargo, ese ha sido uno de los argumentos de la izquierda para oponerse a la reforma...

-Es muy difícil aplicar políticas de izquierda con las reglas económicas de la derecha. Tenemos que lidiar con el regla de gasto y la obsesión liberal por el déficit. Eso implica que aunque haya una reducción de ingresos tributarios, la inversión financiera no depende de ellos. Depende de la regla de gasto. Y eso hace que aunque se recaude más no se pueda gastar más. Y además, Sucesiones es un impuesto muy complicado que se dilata varios años hasta su cobro.

-¿Qué va a pasar en el trámite parlamentario?

-Cuando vimos que había un pacto posterior a la aprobación del proyecto de ley con el PP y con el PAR, que busca modificar el acuerdo previo con el PSOE, nuestra postura coherente fue el voto en contra a la toma en consideración. Formalmente era el proyecto de ley que se aprobó en el Consejo de Gobierno, pero ya sabemos que se va a modificar. Que hay una mayoría alternativa del PP, Cs y PAR que lo pretende cambiar. Entendemos que estamos liberados de ese acuerdo. Por eso presentaremos nuestras enmiendas y votaremos aquellas del resto de grupos con las que estemos a favor. Es evidente que todo esto ha generado tensión interna en la DGA. Sería infantil negarlo. Pero la hemos resuelto desde la lealtad entre los socios. Y en ningún momento ha estado en riesgo la continuidad de la coalición de gobierno. Es normal que surjan discrepancias. Esto es nueva política. Entender que partidos diferentes pueden gobernar juntos.

-¿Habrá más fondos para su consejería?

-No hemos empezado a hablar de los nuevos presupuestos. Pero creo que será bueno que los haya. Confío en que para las políticas de transporte, vivienda, turismo y de lucha contra la despoblación haya más créditos. Ahora que nos hemos recuperado de los recortes de la derecha toca apostar por la inversión pública. Es algo muy importante que reactivar la economía. En vivienda hace ya varios años que hacemos un esfuerzo inversor importante.

-¿Cree que el PSOE ahora está más cerca de Ciudadanos que de su partido?

-Al final la izquierda tiene que conseguir que no haya una alternativa que no sea la propia izquierda.

-¿Y el presidente de la DGA, Javier Lambán, está interesado en esta alternativa?

-No existe otra. La única mayoría está a la izquierda. Tenemos que continuar con la agenda social. Muchos proyectos están en marcha. Cuando llegamos al Gobierno nos encontramos un páramo. La derecha centralista no hizo nada. Y en las comunidades se tienen que hacer políticas audaces. A mí no me obsesiona el resultado electoral. Lo importante es que la izquierda sume al menos 34 diputados en las próximas elecciones. El reparto no es lo fundamental. Lo que me aterra es que abramos la puerta a que gobierne Cs, un partido que ya ha demostrado lo que es. Se les ha caído la careta y se ve que están a la derecha del PP.

-¿El apoyo del PSOE a la ley de actualización de derechos históricos es una forma de cerrar heridas?

-Es una proposición de ley de la que me siento especialmente orgulloso. Es el mismo documento que se presentó en la pasada legislatura. Somos coherentes. Y el texto se planteó hace casi un año, No tiene nada que ver con los últimos meses.

-¿Qué le parece el recurso anunciado por parte de Ciudadanos?

-Ciudadanos tiene un problema. Y es que son unos analfabetos políticos. No leen nada. No saben de lo que hablan. Lo hacen todo de oídas para sus jefes de Madrid o Barcelona. La Constitución dice que ampara y respeta los derecho de los territorios forales y que se pueden actualizar. No dice cuáles son esos territorios forales. Y el Estatuto de Aragón dice desde el año 82 que la aceptación del régimen de autonomía no supone una renuncia a los derechos históricos que pueden ser actualizados.

-¿Cree que el cambio de Gobierno en La Moncloa será beneficioso para Aragón?

-Debería ser una oportunidad. Pero hasta ahora los gobiernos socialistas tampoco han tratado de forma favorable a Aragón. Sin embargo, se abre una puerta de esperanza. Pero los consejeros no vamos a bajar el nivel de exigencia. Por ejemplo, de Pedro Sánchez me preocupa que caiga en el simplismo centralista de pensar que la nación de naciones la configuran solo País Vasco, Cataluña y Navarra.

-¿Espera reforma del sistema financiero?

-Creo que el PSOE ha renunciado a afrontarla. Eso es preocupante porque no hay autogobierno real sin autonomía financiera. Ahora mismo las comunidades no tenemos recursos suficiente para garantizar los servicios. Y cuando hablamos de despoblación la financiación es clave. El sistema ha sido hasta ahora una máquina de despoblar.

-Podemos e IU llevan bastante tiempo trabajando en una candidatura de confluencia. ¿Se ven dentro de ella?

-No tiene ningún sentido que CHA sea un ingrediente más de una sopa de letras que se ha cocinado en Madrid. De momento solo se han preocupado en el nombre y del reparto de sillones. Aún no sé si tienen proyecto político más allá de su supervivencia. Me parece algo muy centralista. Están en las antípodas de la cultura política de CHA.

-¿Volverá a repetir como candidato?

-No me he plantado nada. El candidato lo decide la militancia. El proceso de primarias comenzará en el mes de septiembre. En ese momento se decidirá.

-¿No se ve repitiendo?

-Ser consejero de la DGA y presidente de CHA es lo máximo a lo que puedo aspirar. Si internamente se reconoce el trabajo que se ha desarrollado, está claro que asumiría el reto. Pero eso lo decidirán los compañeros.

-¿Cómo valora la posición de CHA en el Ayuntamiento de Zaragoza?

-El Ayuntamiento de Zaragoza es una auténtica jaula de grillos. Hay errores infantiles de Zaragoza en Común desde el minuto cero. Han gobernado con sectarismo y como si tuvieran mayoría absoluta aunque están en minoría. CHA ha tenido complicado mantener la coherencia para apoyar lo que era beneficioso a la ciudadanía y para oponerse al resto. Se ha trabajado en un contexto muy complicado y con generosidad política. Sin embargo, el golpe de mano en las sociedades municipales fue un punto de no retorno. Estoy muy satisfecho de la decisión valiente que tomaron. En una democracia hay que preservar el valor de la oposición.